Agenda urbana y cuentas claras

A la conclusión de una gestión de actividades en las dependencias públicas, sean estas de la Gobernación o la Alcaldía, se esbozan informes con la intención de justificar gastos, especialmente, aunque sin detallar específicamente el destino de los recursos públicos, puesto que de manera casi regular, no hay detalles concretos de obras terminadas y entregadas, costo de las mismas, proyectos en ejecución y el avance de los mismos, pagos efectuados y saldos que deberán ser cancelados al cumplimiento de contratos.

La información es tan parcializada, que ni siquiera los asambleístas en un caso y los concejales en otro, están absolutamente seguros de lo que sucede en las entidades que encabezan, sin saber el desempeño práctico de actividades y el avance de proyectos ya que es muy poco lo que se puede dar por finalizado, cumplido y habilitado.

Cuando termina una nueva gestión y comienza la nueva, se cumple con el requisito de la "rendición de cuentas", esperándose un detallado informe de la gestión fenecida que generalmente elude detalles, para saltar con inusitada avidez a la oferta de la nueva gestión, con un arrastre de los proyectos inconclusos, una relación de algunos programas en curso de ejecución, sin compromisos concretos en tiempo y cumplimiento financiero, por lo mismo, sólo se trata de datos referenciales, ajenos a la inquietud y anhelo ciudadano.

En este asunto, lo que el pueblo quiere saber es cuáles son las obras que mejoran sus condiciones de vida, conocer resultados que impliquen, seguridad, comodidad y condiciones propicias para gozar de salud, educación y saneamiento básico, el resto, y hay que decirlo claramente, es suplementario, como las tareas de maquillaje urbano, con mucho cemento, demasiada pintura y actos en que las autoridades, se lucen con guirnaldas, mucha mixtura y buena ración de licores, cuando en realidad se trata de proyectos postergados que se entregan con bastante demora y que equitativamente deberían ampliarse en otros barrios de la ciudad.

Hay necesidad de que la agenda urbana se elabore en base al planteamiento de los sectores urbanos, por un lado o las aspiraciones comunitarias en el área provincial, por otro, para que las autoridades dispongan los recursos en obras que el pueblo necesita y no se dilapiden en proyectos atrabiliarios en que saltan a la vista los beneficios extralegales.

Es tiempo que en Oruro pueda crearse un organismo de participación de la sociedad a través de representantes institucionales, que dediquen su labor específica a la vigilancia, el control y fiscalización de la gestión pública, tanto en la gobernación como en el municipio, tomando ejemplo de lo que se hace en La Paz, con el trabajo de un Consejo Ciudadano de Planificación de �tica y Transparencia que vigile, en este caso el trabajo de las dos instituciones que tienen que ver con el desarrollo comunitario y citadino con una buena agenda urbana y cuentas claras.

Fuente: LA PATRIA