Lo primero es contar con el recurso, el gas en nuestro caso. Teniendo gas, YPFB puede buscar mercados y celebrar contratos; sin gas, sólo tenemos excusas. Hay reservas de gas pero no están certificadas simplemente porque a las autoridades del ramo no les da la gana, violando "su" propia ley. No es que no lo hacen por descuido, ni para ahorrarse dinero que no les falta, sino porque no les conviene que el pueblo sepa. O sea, "transparencia cero".
Paralelamente, la renta petrolera ha caÃdo a causa de los volúmenes y precios. A pesar de los esfuerzos de la OPEC y aliados, el precio del barril de petróleo se mantiene bajo, aunque no tan bajo como los 26 $ a los que cayó el año pasado, pero muy lejos de los 100 $ a los que nos acostumbramos durante años. Por lo tanto, habrá menos recursos para los ministerios (exceptuando, por lo visto, el de la Propaganda) y un estrepitoso descenso del IDH y de las regalÃas para los gobiernos locales y las universidades. Es decir, se avizoran potenciales conflictos sociales.
Un ulterior factor que agudiza esta crisis es la falta de institucionalidad. Interinatos injustificados, pugnas entre YPFB y Ministerio, falta de transparencia en los contratos firmados (el confuso caso Drillmec, por ejemplo) hacen que el pesimismo que nos deja el manejo frÃvolo del sector se agrande, más aún teniendo el nuevo contrato con Brasil en puertas.
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