Miercoles 11 de enero de 2017
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El lenguaje bien escrito debe llenar la memoria y guiar a la inteligencia de tal modo que, la comunicación con el prójimo sea cada vez más perfecta y exacta, pues una coma o un acento mal situados o ausentes cambian el sentido y la intención del mensaje, creando confusión y desavenencias, ejemplificando, un señor dejó su testamento escrito de la siguiente forma: "Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás pagarase la cuenta al sastre nunca de ninguna modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo". La falta de puntuación causó un profundo desasosiego a los posibles herederos, quienes interpretaban la voluntad del testamentario a su favor e insertaban la faltante puntuación a su favor; al final, por falta de claridad y ausencia de puntuación resulto ser una herencia yacente y paso al patrimonio del Estado.
En la vida de lectura cotidiana e intelectual se debe propender a aproximarse cada vez más a comprender la cardinal utilidad de la ortografía y aplicarla correctamente; no es fácil, pero quien se propone encontrará en su logro una satisfacción de realización personal al identificar su capacidad de escribir correctamente; de este modo apreciará la belleza del lenguaje, su riqueza semántica y el inagotable vocabulario.
