En la medida que persistan las lluvias y la inoperancia municipal, los vecinos pueden quedar con el agua en las rodillas, porque lamentablemente no se han tomado previsiones para evitar inundaciones en muchos barrios donde la planificación urbana es un tema desconocido y por tal situación, los problemas para centenares de familias en época de lluvias es un dramático proceso que ni siquiera es atendido oportunamente, ni respondiendo a los pedidos de auxilio de dirigentes y vecinos.
El titular de la presente nota no es ninguna exageración, hay barrios marginales donde el agua está en los tobillos de los vecinos, hay quienes aseguran que en algunos casos el agua llegó a las canillas y si las lluvias persisten puede llegar fácilmente a las rodillas y esa situación ya sería verdaderamente dramática.
El tema de la temporada de lluvias no es un hecho desconocido, especialmente para las autoridades municipales, más aún para quienes repiten su gestión y saben que al no adoptarse previsiones, los perjuicios para los vecinos son lamentables, con inundaciones en domicilios y prácticamente con la inhabilitación de calles de acceso a los barrios, debido al mal estado de las vías y la falta de planes oportunos de mantenimiento de las mismas, para evitar las graves contingencias que los vecinos deben confrontar por el descuido municipal.
Este asunto de calles en mal estado se debe también a la carencia de planes para disponer la construcción de cordones y aceras, calzadas transitables especialmente en el tiempo de lluvias y el control técnico de ciertas obras que se realizan como el caso de instalar tubería de alcantarillado, cubrir las zanjas sin compactar el terreno y observar luego que todo el sistema se hunde y arrastra vehículos, impide el tráfico de vecinos y los responsables de tan pésimo trabajo, bien gracias, sin ninguna complicación.
Se supone que todos los trabajos que se hacen en las calles de la ciudad, sean cuales fuesen estas, se cumplen con permiso municipal, por lo mismo existe un detalle de trabajos, el motivo de apertura de zanjas para instalaciones que sólo pueden ser de agua potable o de alcantarillado, porque las de gas domiciliario corren por cuenta de empresas contratadas específicamente y responsables de las obras eventuales. Lamentablemente, en la correspondiente unidad municipal no hay seguimiento y control de obras, de ahí que algunas zanjas quedan abiertas por mucho tiempo y cuando se las cubre, como se observa posteriormente, resulta que el trabajo es pésimo y las consecuencias las pagan los vecinos, como sucede en el tiempo de lluvias, con enormes zanjas y calles intransitables.
El problema es doble, pues el primer trabajo no es cumplido correctamente y el segundo que correspondería a corregir los errores y evitar las molestias a los vecinos no se realiza oportunamente bajo características de previsión, sino y con mucho retraso después del desastre que obliga a los ciudadanos afectados a extremar sus reclamos para ser atendidos.
Este es un proceso repetitivo y altamente perjudicial para cientos de familias, que no confrontarían estos males, si las autoridades técnicas del Municipio, bajo orientación de una autoridad superior con experiencia, adoptaran las previsiones del caso, mínimamente disponiendo el ripiado de calles, que mejor si también se construyeran cordones y aceras, para garantizar la circulación de peatones, niños, adultos y ancianos.
Actualmente hay muchos problemas en barrios periurbanos, precisamente por el mal estado de calles a causa de las persistentes lluvias, lo que obliga a disponer medidas de emergencia para que el agua no llegue a las rodillas de los vecinos.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.