Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el oÃdo humano pude tolerar 55 decibeles sin ningún daño a su salud. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a los 60 decibeles pueden provocarnos malestares fÃsicos.
Nos hemos permitido comenzar esta reflexión con estos datos para que tal vez asà quienes nos lean comprendan los daños que está ocasionando a nuestra salud la contaminación acústica.
Para argumentar lo que expresamos y compartimos, señalamos los siguientes aspectos que son la radiografÃa de lo que ocurre en nuestra ciudad.
3. Los espectáculos organizados por entidades estatales, siempre van acompañados de ruido cuánto más alto el volumen, mejor, incluso actividades culturales destinadas a la infancia, asà como cuando difunden información con exposición de material, lo que provoca que entre el que explica y el público no exista interacción debido al ruido, es decir interferencia, ejemplos sobran, lo que ocurre en la plaza del Socavón es una clara muestra.
5. Los automóviles particulares que circulan por las principales calles de la ciudad, lo propio, asà como algunos de servicio público. No quedando atrás los conductores de motocicletas.
6. El uso desmedido de la bocina de los automóviles por ganar unos minutos exigiendo que se apresure quien está por delante, especialmente los señores que conducen minibuses.
7. Los locales de fiesta, que por cierto abundan en la ciudad, difunden su música para un área que pasa los tres manzanos, sin respetar el descanso de la población. A lo cual debemos sumar otras molestias, luego realizamos campañas por la seguridad ciudadana y por la prohibición de consumo de bebidas alcohólicas en las calles, ley 259.
8. Las fiestas que organizan grupos estudiantiles de educación superior, que seguramente porque existe la prohibición de realizar las mismas al interior de centros educativos, han ganado las calles, no solo cerrando el paso a la libre circulación, sino quitando el descanso nocturno de quienes viven alrededor.
9. Algunos dueños de casa que gustan de escuchar "su música" y compartir con todos los vecinos, no solo cuando organizan sus fiestas particulares, sino a cualquier hora del dÃa y de la noche.
Preocupante si hemos tomado conciencia de las lÃneas precedentes de este escrito, que no lo afirmamos nosotros, sino organismos que velan por la salud de las personas.
4. Educar en el cuidado de la salud y del medio ambiente, ya que solo educando a nuestra población mejoraremos nuestra calidad de vida.
5. Exigir a las autoridades la creación de leyes, normas o disposiciones que regulen los decibeles permitidos para actividades públicas y privadas como lo están haciendo en otros municipios.
6. Las autoridades, es hora de que exijan a los locales de fiesta el respeto al horario de atención, pero ante todo prever la exageración del ruido para lo cual deben normar que estos locales cuenten con antiruidos, como en otras latitudes.
7. Priorizar la educación en valores, como el respeto al otro, solo de este modo el ciudadano aprenderá a convivir con el otro, sin pensar que está solo en el mundo y puede hacer lo que quiera.
Es paradójico que llegue el fin de semana para descansar de las labores habituales, pero muchas veces se convierte en tortura, especialmente para quienes viven alrededor de los locales de fiesta que proliferan en nuestra ciudad.
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