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Domingo 08 de enero de 2017

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Revista Dominical

Por un mundo sustentable y un comercio justo:

Viajando en bicicleta por Sudamérica

08 ene 2017

Fuente: LA PATRIA

Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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El salar de Uyuni es un lugar muy singular, lo visitan turistas de todas partes y todos con el afán de tomarse la foto más loca apuestan por atuendos raros y accesorios aún más extraños, hacen fila para retratarse con la estatua de sal dedicada al rally Dakar.

Unos metros más allá hay un restaurante adonde llegan los visitantes a refrescarse quizás y a comer algo, en las afueras había algo que no pasaba desapercibido, dos bicicletas de forma un tanto extraña, sus propietarios, visiblemente cansados, con el rostro quemado por el sol habían hecho una parada obligada para tomarse un respiro en su viaje, dos niñas de ojos claros al igual que los mayores jugaban en un promontorio de sal, hacían caminos, trepaban y bajaban cual si fuera una montaña.

Un periodista, de naturaleza curiosa, no puede dejar de trabajar ante semejante espectáculo, aun esté de vacaciones, pues no todos los días se ven vehículos como esos y a unos viajeros que quien sabe qué hacían en esa parte del salar, por lo que decidimos indagar.

"Yo soy Sebastien Bellet, estoy viajando con mi familia, mi esposa Alberta, mis dos niñas, Anna de 7 años y Ángela de 8, casi 9, estamos recorriendo Sudamérica desde Ushuaia, en la Tierra del Fuego y la idea es llegar a Colombia, Cartagena de Indias, lo estamos haciendo en bicicleta por un tema de sustentabilidad, es un medio de transporte que no contamina y además tenemos este proyecto biocycling, bio como vida, como agricultura orgánica, y estamos mezclando los valores de la agricultura orgánica con el comercio justo, por eso vamos a visitar a varios productores de Sudamérica que están produciendo de manera orgánica, para compartir todo eso (información)", fueron las palabras del padre de esta familia que se dedica a viajar promoviendo un proyecto ecológico, con cuyo mensaje desean llegar a las personas del mundo.

Comenzaron su viaje el 20 de enero del pasado año y planean llegar a Cartagena en agosto, sin embargo, su plan es flexible, se hará lo que se pueda.

El proyecto además es una forma de enseñar a las niñas una forma de vida más sana y sustentable, de manera que se pueda dejar para los descendientes un mundo habitable. Para ellas es una escuela de la vida, de la ruta, ya que a lo largo del trayecto tienen la posibilidad de acceder a otra forma de aprendizaje.

En Bolivia tuvieron la oportunidad de visitar a varios productores de quinua real, que para ellos "es una quinua especial" por todas las bondades nutritivas que ofrece, proteínas, aminoácidos y las condiciones climáticas en las que se produce, además un alimento valioso, como ejemplo de lo que se quiere lograr con este viaje. También visitaron a productores de diferentes regiones de Argentina y Chile, ahora lo están haciendo en Bolivia, difundiendo los valores de los productos que van conociendo a lo largo de la ruta y dando a conocer los que no hay en su natal Italia.

Sebastien trabaja con la empresa italiana NaturaSi, que compra la materia prima de productos que no existen en Italia, "por ejemplo la quinua la compra de acá (Bolivia), yo soy feliz de que la esté comprando de acá, porque están ayudando a muchas personas, aunque hay cultivos de quinua también en Italia, pero la quinua de acá es distinta", dijo.

Se tiene planeado visitar plantaciones de café, cacao, azúcar, jengibre y otras que se puedan encontrar en el camino, pues es ahí donde consiguen los contactos. "Así estamos conociendo otras culturas y formas de vida", añadió.

Los motivos para elegir Sudamérica para este proyecto y esta travesía, según explica Sebastien son que "a Alberta siempre le gustó Sudamérica y yo tenía ganas de conocer Bolivia y Perú, pero a nosotros como familia nos gustan los viajes de aventura, nos gusta los extremos y por eso decidimos hacer este recorrido", agregó que también estuvieron en la punta sur de África y en el extremo norte de Europa.

Destacó que lo más difícil es adaptarse a diferentes situaciones, el hecho de dormir en carpas y viajar tan simple, por eso cuando todos tienen ganas de seguir lo hacen, o si no descansan.

"Seguro vamos a volver a casa totalmente diferentes a lo que éramos antes de este viaje, porque aprendimos mucho sobre los valores verdaderos de la vida, viajar con pocas cosas, tenemos muchas, estamos súper cargados, pero en la bicicleta no se puede llevar todo, entonces se aprende a elegir lo que realmente se necesita", destacó.

Las niñas por lo general disfrutan el viaje y aprenden mucho, ellas ya hablan bien el español, inclusive mejor que sus padres, pero a veces extrañan a sus amigos, a su familia y su entorno.

Antes de emprender el viaje sus familiares y amigos les decían que estaban locos por querer emprender semejante travesía, pero ahora mucha gente los miran con asombro y admiración, pues ya llevan 8.800 kilómetros recorridos en 11 meses.

Alberta señala que con Sebastien hacen un buen equipo y ambos se apoyan para sobrellevar las dificultades, pero ella a veces se siente afectada emocionalmente más que él por sus niñas que están alejadas de su entorno.

Asimismo, según ella, todo lo que pasan por el camino es parte de la vida y puede pasarle a uno durante un viaje o estando en casa, "generalmente te pasa que tienes momentos un poco más difíciles, es como una exageración de una vida normal", alegó.

"Viajar así te lleva a conocerte mucho, porque tienes que enfrentar situaciones distintas, con culturas diferentes, seguramente uno aprende a adaptarse, ya que es la parte más difícil del viaje, más que la bicicleta, pero igualmente te fortalece mucho porque esto de enfrentar cosas tan distintas te obliga a ser más fuerte", añadió.

Antes de iniciar el viaje no tenían mucha idea de cómo sería, pero según Alberta "cuando uno está en su casa puede imaginar cualquier cosa, pero lo que me ha sorprendido es que la realidad puede ser más fácil de lo que se la puede imaginar", dijo y añadió que cuando hay que solucionar un problema, se encargan sólo de ese dilema y no de otros más, que es lo que generalmente ocurre cuando uno está encerrado en su propio mundo.

En cuanto a la salud, en ciertos momentos se sienten afectados, sobre todo las niñas, con problemas intestinales, pero llevan agua y vitaminas para mantenerse fuertes y sanos.

Y en cuanto a la seguridad, a veces se imaginan situaciones más difíciles de las que les ha tocado vivir, pues el mismo camino les da la sabiduría para entender cuáles son las situaciones que pueden enfrentar y cuándo deben detenerse o volver sobre sus pasos y optar por otro camino.

Esta es la historia de Sebastien, Alberta y sus hijas Ángela y Anna, quienes con su ejemplo de valentía y perseverancia nos enseñan que un mundo mejor es posible, sólo tenemos que pensar un poco más en los valores espirituales y menos en el consumismo material, disfrutar de la naturaleza y quizás un paseo en bicicleta, corto o largo no interesa, lo importante es lo que encontraremos a lo largo de la ruta, quizás sea algo malo, tal vez sea muy bueno, lo que sí es seguro es que habrán experiencias y aprendizaje.

Fuente: LA PATRIA
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