Al gobierno se le va acabando la tranquilidad, y la luna de miel con los “movimientos sociales” parece llegar a su fin. Desde esta columna alguna vez habíamos alertado al gobierno que no se puede gobernar con “bonos”, dádivas y prebendas; porque esas cosas sólo constituyen parches para un pueblo que requiere de una política económica seria, de un plan de gobierno coherente y de un plan de generación de empleos en base a una inversión inteligente; es decir de un salario digno. De lo contrario, los mismos seguidores del “proceso de cambio”, no tardarán en darse cuenta que de estadísticas, como en las que a menudo se apoya el Ministro de Economía y Finanzas, no se come.
El campesino “originario”, sigue igual o más marginado, que en los gobiernos neoliberales. Lo ideal hubiera sido que se le dote de maquinaria e insumos para las labores del campo para que, con su trabajo, vaya pagando esa dotación; de esa manera, hubiera tenido más que bonos, y pagos extras por su asistencia a manifestaciones de “apoyo” al gobierno. Hubiera tenido un trabajo que lo dignifique y mayores ingresos para la subsistencia familiar.
Los salarios no alcanzan ni para cubrir elementales necesidades de la canasta familiar, menos para una asistencia en salud y educación de la familia de los empleados y obreros del país. Tomando en cuenta los bajos salarios, cualquier porcentaje que se disponga para un aumento salarial, es insuficiente. Ya lo dijimos, el 5% o 30% de nada viene a ser, definitivamente, nada.
Para tratar de solucionar los problemas que plantean los trabajadores de Bolivia, el “gobierno de cambio”, ha recurrido a jugadas y maniobras al mejor estilo de los gobiernos anteriores. Eso de un aumento inversamente proporcional, no es más que una jugada que sólo aumentará la cantidad de pobres; porque, al subir más a los que ganan menos no tendría incidencia en sus salarios; y el subir menos a los que ganan más, no significaría sino centavos adicionales a los salarios.
Otra maniobra, fue practicada con los habitantes de Caranavi, quienes sólo reclamaban lo ofrecido por don Evo, en época de elecciones. La solución a este problema, que aumentó dos muertos a la ya larga lista de este gobierno, no podía ser menos imaginativa: crear dos plantas de industrialización de cítricos, sin ninguna planificación ni estudio de factibilidad. Solución salomónica. Fácil, pero sin la sabiduría de Salomón, y con muertos de por medio.
La traición más descarada vino del ejecutivo de la COB, quien primero se identificó plenamente con el “movimiento de cambio” y luego maniobró como supuesto arrepentido dirigente declarando huelga general e indefinida, sabiendo que una medida de esa naturaleza es extrema y va camino al fracaso si no se siguen los pasos previos, buscando primero la unidad de los trabajadores en torno a su máxima instancia sindical. Otra medida llamada al fracaso, fue la “marcha por un salario digno”, traicionada luego en una emblemática población (Panduro), con la firma de un acuerdo a espaldas de los enfurecidos trabajadores marchistas. Al parecer fue un libreto escrito por el gobierno, y lo puso en escena el Dirigente de la Central Obrera Bolivia, sabiendo, de antemano, que no era el camino que favorecería a los trabajadores.
El señor Montes, pasa a la historia como el más nefasto dirigente de la otrora poderosa, luchadora y respetada Central Obrera Boliviana, ejemplo del sindicalismo latinoamericano. Por eso huyó de la localidad de Panduro, en un vehículo oficial, y con cara de baboso asustado.
Por lo menos…esa es mi opinión.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.