Una serie de opiniones, sugerencias, planteamientos, análisis y finalmente disposiciones que están vigentes y otras con variantes especiales hacen del sistema de pensiones un delicado problema que merece solucionarse sin afectar las expectativas de muchos ciudadanos que desean acogerse al beneficio del “descanso pagado”, tras muchos años de servicio activo.
Lo evidente es que todavía no se han establecido las mejores condiciones para aplicar un sistema de pensiones que responda a las verdaderas necesidades de la población laboral y que signifique una compensación real a determinado tiempo de trabajo activo. El caso de la edad para jubilarse tiene serias cuestionantes y en función a este elemento es que deben fijarse las reglas de juego para manejar, como dice un especialista en la materia, una ingeniería financiera que garantice la vigencia permanente del beneficio.
En todo caso se trata de impulsar la aplicación de una Ley de Pensiones que se adecue a cubrir el derecho de jubilación que tienen todos los bolivianos una vez que hayan cubierto cierta cantidad de aportes, en directa relación con la edad que se fije para ese efecto. Es evidente que en materia de actividades laborales hay algunas “insanas”, como la minería y otras que obligan a tomar previsiones de retiro obligado años antes que en trabajos regulares, pero se trata de casos excepcionales, por lo tanto el universo mayor entre hombres y mujeres debe acogerse a definitivas medidas de acceso a la jubilación.
El tema de la ley de pensiones es realmente complejo, tiene muchas opciones para llegar al ideal que todos los bolivianos quisieran. Lo cierto es que no puede manejarse el asunto discrecionalmente y con la óptica política, es muy necesario que en el proceso de elaborar el proyecto participen expertos en la materia, mejor si fueran invitados profesionales por lo menos de países vecinos donde el seguro de cesantía o la jubilación alcanzan objetivos de equidad.
En la actualidad todavía están en perfil algunas posibilidades interesantes para mejorar el sistema de pensiones, por ejemplo desde el Ejecutivo se propone un “fondo solidario” que sea sustentado por empleados y patrones, pero además con un “apoyo solidario” de nivel estatal proveniente del fondo de riesgos provisionales. La propuesta porcentual de aportes resulta insignificante y el rédito de jubilación sería ínfimo, según se explica.
Los empresarios por su parte alertan que los cambios que pretende aplicar el gobierno bajando la edad de la jubilación estaría poniendo en riesgo la parte fundamental del sistema, su sostenibilidad. Se menciona que si se dispone una “jubilación muy temprana” se pone en riesgo la rentabilidad del sistema por tanto se debe preservar justamente la vigencia permanente del seguro.
Lo que vale rescatar, de los muchos análisis sobre esta delicada materia, es lo que dicen los profesionales económicos cuando coinciden en señalar que “el proyecto de una ley de pensiones es una medida política y no tiene análisis político serio lo que significará una carga excepcionalmente fuerte para las futuras generaciones”.
Corresponde en el momento exigir a los “operadores políticos”, especialmente los parlamentarios, asumir responsablemente el trabajo de elaborar un Proyecto de Ley de Pensiones debidamente consensuado entre representantes de todos los sectores, pues se trata de una obligación mixta y de un beneficio común que no puede manejarse “jalando las hojas”.
Es la vida de muchos bolivianos en la tercera etapa generacional que está en juego, por lo mismo se trata de un proyecto que no puede manejarse sólo desde el ámbito político queriendo mostrar una conquista que luego podría convertirse en una dolorosa frustración. Deben ser profesionales y no los politiqueros que manejen tan delicado proyecto.
Fuente: LA PATRIA
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