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Sábado 07 de enero de 2017

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Revista Tu Espacio

AUTOAYUDA

¿Qué pueden hacer los padres ante la rebeldía de los hijos?

07 ene 2017

Fuente: Ana Roa (conmishijos.com)

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La forma que tienen los niños de manifestar sus sentimientos de rebeldía es diferente en cada edad. Cuando son bebés terminan por adaptarse a nuestras costumbres y exigencias, pero cuando son un poco más mayores las cosas cambian. Son varias las causas que provocan situaciones no demasiado favorables para el equilibrio psicológico y emocional de nuestro hijo. Aquí encontrarás pautas para actuar ante conductas de niños respondones y rebeldes.

A veces el nacimiento de un nuevo hermano desencadena sentimientos de celos y de envidia, o la separación de los padres provoca un sentimiento de inseguridad debido a la necesidad de cariño o protección. En ambas ocasiones, las respuestas del niño pueden ser inapropiadas e incluso agresivas, ya que necesita defenderse. Otras veces, ante un cambio de colegio, de casa o de ciudad, el niño se comporta de manera extraña, está irritable; los padres no asociamos esta conducta al acontecimiento en sí y pensamos que una mudanza a una nueva casa y con una habitación más grande será lo mejor para él, dejando en cierta medida de lado sus sentimientos, sin darnos cuenta de la identificación que tiene el niño con el colegio, la casa o la ciudad anterior. También los desacuerdos entre los padres en lo que respecta a la educación, las desautorizaciones entre ambos y la falta de unos límites claros inducen al niño a una confusión interior, llegando a responder de forma agresiva o con reproches.

C?MO ACTUAR ANTE CONDUCTAS

REBELDES EN EL NI?O

Cuando nuestro hijo es muy pequeño, debemos comprender que su agresividad se encuentra motivada simplemente por la incapacidad para controlar sus impulsos: aún no sabe canalizar correctamente sus enfados y no debemos preocuparnos en exceso. El negativismo de los dos o tres años es una etapa clave en la que el niño dice "no" a cualquier propuesta que se le hace, aunque luego la acepte. Este momento indica que está esbozando su propio "yo" y su propia personalidad: trata de comunicar que él tiene sus propios deseos y que éstos solo le corresponden a él.

Más tarde, a los cuatro, cinco o incluso seis años, el niño ya ha incorporado a su forma de vida una serie de normas básicas y hábitos. Ha superado crisis de rebeldía producto de autoafirmaciones, y le gusta mandar y alardear para manifestar su autonomía, a la vez que se enfada ante los fracasos. En las edades intermedias, las influencias de los grupos sociales son significativas, y la clave más importante del éxito y de la felicidad en su vida pasa por tener una buena imagen de sí mismo. Se preocupa mucho de saber si está actuando de forma correcta y, cuando está convencido de lo que quiere hacer o decir, es capaz de desafiar la autoridad de sus padres. En la adolescencia surgen etapas de desorientación: realmente, existe una crisis de identidad. La mayoría de los adolescentes protesta cuando se los considera niños o incluso cuando se utiliza el término "adolescente" para referirse a ellos, aunque en su fuero interno acepten que todavía piensan y actúan como tales. De alguna manera, saben que son pequeños para algunas cosas y mayores para otras.

Fuente: Ana Roa (conmishijos.com)
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