El actual Papa nos sorprende incesantemente hasta la admiración; no solo por reformar de base a la Iglesia Católica, sino por su concisión cuando aborda temas escabrosos y tabúes para los cardenales no progresistas. Referente a la pedofilia, el Papa Francisco, un notable argentino, próximo a nosotros y ecuménico frente a los demás, cuando trata el tema de los sacerdotes pedófilos afirma "tomemos el coraje necesario para implementar las medidas consecuentes y proteger sobre todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más", empero, surge la pregunta, ¿Qué quiere irradiar el Papa con su sentencia?, este inteligente y sensible hombre al frente de una iglesia que pierde cada vez más fieles, ante este execrable delito criminal infiere que no se opone a los articulados más rigurosos en los ordenamientos jurídicos de los diferentes Estados para penalizar y castigar a los pedófilos, incluidos sacerdotes que deberán ser sometidos a la justicia ordinaria sin fuero alguno.
Implícitamente el Papa convoca a las sociedades a protegerse y a exigir a la justicia códigos modernos acordes a la tipología de esta desviación sexual, esclareciendo que, desde el más mínimo atisbo de peligro para los niños exista una protección judicial y una coacción inmediata de la policía, para proteger efectivamente y evitar el intento de consumación de la pedofilia, que es la verdadera prevención.
Tan claro es el Papa que ingresa a las entrañas de este pecado; un pecado para la iglesia pero un delito imperdonable sin omisión de castigo por ley para la población civil; un pecado de omisión y un severo llamado de atención a padres demasiado ocupados y tutores; la pedofilia es un pecado de ocultar y negar un abuso de poder del clero, se entiende no la integridad de la institución. El Papa continúa "la Iglesia llora no solo por el dolor causado en sus hijos más pequeños sino también porque conoce el pecado de alguno de sus miembros: la historia, el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes". El Papa Francisco conmina a los obispos a asumir el coraje para proteger a los niños de lo que llama "los nuevos Herodes" a los obispos pedófilos que fagocitan la inocencia de los niños del mundo, (fagocitar=destruir), utilizando el trabajo clandestino y esclavizante, la prostitución, las guerras, la emigración forzada y otros.
El Papa, muy bien informado, con cifras actuales y oficiales, denuncia que 75 millones de niños, debido a esta emergencia, han tenido que interrumpir su educación, peor aún, en el año 2015 el 68% de las víctimas de la trata sexual eran niños. En el año 2016 se estima que 150 millones de niños han estado sujetos a trabajo infantil y viviendo la condición de esclavitud.
El Papa, no siendo apocalíptico sino apegado a la realidad, advierte que si este tránsito no se detiene, en el año 2028, 167 millones de niños vivirán en extrema pobreza, 69 millones de niños menores de cinco años morirán entre 2017 y 2028, siendo que se extingue el futuro de los pueblos, y 60 millones de niños no asistirán a la escuela básica de primaria.
Finalmente, el Papa se preocupa y toma acciones en estos temas tan gravitantes de la humanidad; no se preocupa del boato de la iglesia y de los privilegios que muchos obispos no quieren abandonar y el Papa sigue en su cruzada difícil de plasmar una Iglesia Católica pobre.
(*) Abogado Corporativo, posgrado en Interculturalidad y Educación Superior, Doctor Honoris Causa, Escritor
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