Mientras que para los paganos la historia es cÃclica, una rueda de la fortuna, una serie de eventos que ocurren en cÃrculos, para el cristiano la historia avanza en lÃnea recta hacia una meta muy concreta.
No se trata de cosas nuevas, sino viejas. Predicadas ya por los profetas, por Jesucristo y por sus apóstoles. Aunque quizás para alguien sean nuevas, por desgracia.
No se trata de cosas tristes. Aunque hay una tristeza que "se convierte en alegrÃa" y engendra salvación (cf. 2 Cor 7, 10).
No se trata de dedicar algunos dÃas a la piedad. Aunque serÃa justo dar dÃas al alma, ya que damos meses y años al cuerpo. EscribÃa San Bernardo: Si no siempre, al menos con frecuencia; si no con frecuencia, al menos alguna vez.
Se trata de ordenar la vida, es decir resolver los problemas de nuestra existencia temporal y el negocio de la vida eterna.
"Para ello necesitamos que Dios ilumine nuestro entendimiento y excite nuestra voluntad". (Un mundo que busca a Dios, Eduardo Arcusa, S.I.).
Táctica que resultaba ser más eficaz que la aplicación de medidas represivas de las legiones romanas, y asà se evitaban sublevaciones. Una estrategia polÃtica como instrumento eficaz en las manos de los emperadores para mantener a la población sometida y manipulada.
La vieja estrategia ha trascendido tiempo y espacio. Las diversiones, es decir los circos de hoy son -entre otros- la televisión y los deportes. Una ola de nuevos circos nos ha invadido, abundan y crecen: el carnaval con sus interminables semanas de preparación previa, con sus ensayos que aumentan año que pasa, la misma duración de los dÃas de carnaval, y los 15 dÃas posteriores con celebraciones anejas.
Los desfiles con toda esa parafernalia que involucra a los estudiantes desde el jardÃn de infantes hasta el último año de secundaria, y que se prolonga aún en las universidades, y que demanda ensayos, gastos absolutamente innecesarios, dÃas perdidos que no se reponen en aulas, y que sobre todo, cambian la mentalidad de los más jóvenes que llegados a la adultez enfrentan la vida con una mentalidad festiva.
Mantener al pueblo en la mediocridad para que no piense: "mantener la atención del público distraÃda, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)" (Noam Chomsky, Las 10 principales estrategias de manipulación mediática).
Pan y circo, es el arma que emplean por igual las diversas ideologÃas que gobiernan los paÃses, tanto socialistas como liberales. Una idolatrÃa, ya que aquel que se apegue al mundo, a sus diversiones, a vivir la vida a tope, a pasarlo bien se aleja de Dios, porque va colocando en su lugar la falsa alegrÃa de la idolatrÃa deportiva, folclórica o de otros circos que le fabrican los enemigos de Dios.
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