Bienvenido el 2017

A pocas horas de hacerlo, no podemos menos que recibir muy esperanzados al nuevo año 2017, que ojalá llegue como portador de bienaventuranza, que en términos más próximos a la realidad significaría el cumplimiento de un cúmulo de deseos que están esperados desde hace tiempo y que no se han hecho realidad, por una serie de factores, algunos ajenos a las buenas intenciones de autoridades, otros que son parte de un proceso de fuerte presión internacional que posiblemente cambie en la medida que las corrientes financieras se abran a una competitividad más racional y justa.

Tiene que ser bienvenido el nuevo año a nivel nacional, entendiendo que con la experiencia de la última gestión, se dispondrán medidas restrictivas para cuidar el gasto público y dirigir las inversiones a proyectos de rendimiento social para mitigar algunos problemas que siguen afectando a un grueso de la población nacional, desprotegida y viviendo en condiciones de relativa pobreza.

Pero una vez que el año se asienta y comienza su recorrido paralelo a la vida de cada uno de nosotros, hay que acomodarse a la realidad, esperar la generosidad del tiempo nuevo, desear fervientemente que la Providencia permita el cumplimiento de los buenos deseos, esos que mejoren las condiciones de vida de los bolivianos, en un ambiente de tranquilidad, de comprensión, de respeto y paz, de armonía y equidad, de justicia y libertad. Todos queremos vivir mejor el 2017.

Por lo mismo, no dejemos todo a la buenaventura, algo hay que aportar para responder a la cuestionante sobre el futuro nacional. ¿Qué país queremos para vivir mejor? He ahí la cuestionante propia del comienzo de otro año, que sin lugar a dudas no logra las respuestas apropiadas, se trata de un proceso muy serio, de responsabilidades superiores y de participación de la ciudadanía en el ámbito de su propio desempeño, es decir contribuyendo al logro de objetivos comunes para la felicidad de bolivianas y bolivianos. Tarea difícil pero no imposible.

Debemos emprender planes de transformación, empezando por una revolución de talentos, de entendimiento, de desprendimiento, una revolución de valentía para alcanzar las metas fijadas que signifique la transformación de vida de nuestra comunidad, en un ámbito de justicia y respeto a los derechos ciudadanos, en una práctica de diálogo, debate y consenso, en un intercambio de ideas, sin presiones, sin amedrentamientos, pero con la opción de disentir en el margen de las libertades de pensamiento y de expresión.

El país que queremos para vivir mejor, no es una simple dádiva al alcance de la mano, sino es fruto de una decidida voluntad y un permanente esfuerzo por parte de todos. Si bien las decisiones últimas están en manos del Gobierno, hoy más que nunca debemos darnos cuenta de tener un destino común que construir juntos si queremos evitar un desastre para todos. Con estos deseos demos la bienvenida al año 2017.

Fuente: LA PATRIA