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Unos documentos desclasificados por el Departamento de Estado de EE.UU. remueven los recuerdos de cubanoestadounidenses que peinan canas en Miami y tiran atrás en el tiempo para regresar a un fallido intento del ex presidente Jimmy Carter (1977-1981) de lograr la apertura democrática en Cuba.
El texto saca a la luz la versión oficial de lo ocurrido cuando el demócrata Carter envió a La Habana a un grupo de empresarios cubanoamericanos para abrir un diálogo con el recientemente fallecido Fidel Castro, el primer acercamiento oficial desde que Castro tomó el poder en 1959.
A principios de 1979, el alcalde de Miami, Tomás Regalado, que por entonces era periodista radial, estaba en la Casa Blanca en una reunión de la prensa hispana con el presidente Carter.
"En ese momento le hice una pregunta y Carter me dio la primicia de la apertura de la Oficina de Intereses (norteamericanos) en Cuba", recuerda Regalado en conversación telefónica con Efe.
Según Regalado, de 69 años, Carter tenÃa la ilusión de que ese serÃa el principio de un camino hacia la normalización de los Derechos Humanos en la isla.
"Si bien con la gestión de Carter se abrieron los denominados ´Viajes de la Comunidad´ (por primera vez en 20 años se reencontraban las familias de ambas orillas) y, por otra parte, se logró una importante amnistÃa de presos polÃticos, el acercamiento no obtuvo los resultados deseados", explica Regalado.
En diciembre de ese mismo año (1979), Castro dio un discurso en la Asamblea Nacional del Poder Popular y dijo: "Navegamos en un mar de dificultades".
Para Regalado, esa fue la señal de que el supuesto cambio polÃtico en Cuba no iba a suceder.
A continuación se producen los sucesos de la Embajada del Perú, en los que miles de cubanos penetraron en la sede diplomática de La Habana, y luego, en sólo tres meses, 123.000 llegaron a las costas de Florida procedentes del puerto de Mariel. "Ahà terminó la apertura", apunta el polÃtico nacido en Cuba.
Lo hacÃa con regularidad y de ahÃ, según cree, surge la idea de la Administración Carter de invitarlo a las negociaciones en Cuba.
Padrón aparece en una fotografÃa tomada el 18 de octubre de 1978 junto a Fidel Castro y el banquero judÃo-cubano Bernardo Benes, durante un viaje que, asegura a Efe, hizo en funciones humanitarias y no con fines polÃticos.
El hombre que en 1964 montó una fábrica con un solo empleado y 600 dólares no se arrepiente de nada, ni siquiera de haber vivido con sobresaltos durante muchos años. �l y su empresa sobrevivieron a cinco bombas caseras colocadas en sus instalaciones a la vuelta de las negociaciones en La Habana. Dice tenerlo todo documentado y señala al grupo terrorista anticastrista Omega 7 como responsable.
De esa misión, Padrón sacó de Cuba alrededor de 15 prisioneros polÃticos cuyos nombres llevaba en una lista, y además le permitieron llevar de visita a Miami a su padre, pero, en total, los empresarios lograron que el número de presos liberados ascendiese a 300.
Padrón se dice feliz de haber colaborado con una causa justa y Ramón Mestre, el periodista que le ayuda a escribir el libro de su vida, que se publicará en febrero próximo, es hijo de uno de aquellos prisioneros polÃticos que en su dÃa el empresario sacó de Cuba.
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