Viernes 23 de diciembre de 2016
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De niño cuando acompañaba a mi abuelo en las labores dentro de su chacra en el campo, veÃa que cuando algunas nubes se asomaban por el cielo que nos cubrÃa, él se ponÃa a amarrar dos ramos de paja brava, en mi inocencia le consulté para qué era eso y me respondÃa que era para que las nubes se choquen entre ellas y pueda llover porque no habÃa agua en la región.
Las tradiciones orales de los antepasados han trascendido en el tiempo y hasta ahora siguen vigentes, tal como se lo apreció en varias regiones del paÃs que este año fueron azotadas por la escasez de lluvias.
Según los registros históricos, en la década de los 30 del pasado siglo, Oruro sufrió una aguda sequÃa y los pobladores de ese entonces llevaron las imágenes de la Virgen de la Asunción y a San Felipe en procesión a un cerro cercano para pedir agua.
De igual forma entre 1945 y 1948 en UncÃa se produjo una aguda sequÃa y un párroco de la localidad junto a niños subieron a uno de los cerros para pedir agua, al tercer dÃa de oración llegó una torrencial lluvia.
Fuente: LA PATRIA
