Hay varias causas que han ocasionado la desaparición de los lagos orureños, el Poopó y el Uru-Uru. Por una parte la acentuada sequía como efecto del fenómeno de El Niño que es resultado del calentamiento del océano Pacífico que tiene relevancia, especialmente en la zona altiplánica con el cambio del clima, a lo que se suma la falta de previsiones por parte de las autoridades, que no tomaron en cuenta los factores naturales, pero tampoco la necesidad de implementar planes para el mantenimiento de las aguas en los lagos y la provisión del liquido vital para mantener tan brillantes espejos de la naturaleza altiplánica.
De acuerdo a los informes técnicos especializados, la mayoría del territorio boliviano ha sufrido un proceso agrícola y ganadero deficitario en el periodo del 2015 y el año en curso, por lo que se ha lamentado grandes pérdidas con la variedad de problemas, de acuerdo a las zonas naturales del país, sea el oriente, los valles y con mayor dureza en el altiplano, donde la desaparición de los lagos ocasionó la desaparición de especies de flora y fauna, pero lo más grave la liquidación de la pesca, un modo de vida de pueblos ancestrales, cuyos habitantes, los más jóvenes se han visto obligados a migrar hacia otras regiones del territorio, pero también hacia poblaciones de países vecinos como Chile o la Argentina.
No sólo se trata de la dura sequía que dejó sin agua los reservorios naturales, el hecho es que además se eliminaron las posibilidades de riego y centenares de hectáreas de terrenos cultivables han quedado fuera de los planes de siembra que generalmente se producen entre septiembre y diciembre de cada año, lo que al presente no ha sucedido, creando una gran incertidumbre entre los productores altiplánicos que no tendrán cosecha próxima, alterándose hasta el ciclo de provisión de alimentos en las comunidades afectadas y la escasez de productos para los mercados de la ciudad.
En ese afán de revertir las condiciones negativas, es que dirigentes cívicos se han planteado la necesidad de salvar el lago Poopó, para lo que exigen a las autoridades del departamento trabajar en proyectos medio ambientales para encontrar soluciones prácticas a un reabastecimiento de agua para los lagos, pues también el Uru Uru merece atención de recuperación, lo que obliga a plantear de manera formal una dotación financiera extraordinaria que debe ser gestionada a la brevedad y garantizada en su concreción, asumiendo que el problema es considerado como de emergencia en el Departamento de Oruro.
Se toma en cuenta el caso del lago Titicaca que sin entrar en la situación de emergencia como sucede con los lagos de Oruro, tiene un presupuesto para mitigar sus problemas 85 millones de dólares. Se espera que las autoridades expongan con claridad la situación dramática del altiplano orureño, con una devastadora sequía, las pérdidas en agricultura y ganadería y la pérdida de dos lagos, que son fuente de vida para miles de habitantes en la región.
Se plantea asimismo que la Ley de Aguas, sea el instrumento legal, para que se instruya el correcto uso del remanente de aguas del Titicaca, de modo que las mismas lleguen a la zona altiplánica, por lo menos en este periodo de emergencia hasta reabastecer los dos lagos y rehabilitar las actividades agro ganaderas de la zona, lo que significará también repoblar la especie piscícola y recuperar la fauna y flora propia de los lagos que dan vida y subsistencia humana.
Fuente: LA PATRIA
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