Martes 20 de diciembre de 2016
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Entras en la escuela y no hay exámenes, ni notas, ni libros de textos, ni un currÃculum fijo. No es una escuela tradicional. Son los alumnos los que elaboran los libros de texto. Allà los niños no empiezan a leer hasta los 7 años, cuando para ellos leer se convierte en algo divertido y no, en una obligación. No hay aulas, sino habitaciones donde convivir.
En un entorno escolar hecho a medida de los niños, se promueve la imaginación, se fomenta la diversidad de pensamiento y un amor incondicional por el aprendizaje. Hoy, hay más de mil escuelas y dos mil jardines de infancia como éste en 60 paÃses. Las escuelas Walldorf tratan de desarrollar seres humanos libres, capaces por sà mismos de impartir propósito y dirección a sus vidas como afirmaba su fundador Rudolf Steiner.
Aburrido, monótono o sin sentido, asà describirÃan muchos sus años en clase. A algunos se nos olvidó divertirnos al aprender. No sabemos ni cuando, ni cómo, pero la educación acabó con nuestra creatividad. Cada dÃa son más las escuelas, que cómo ésta, escapan de lo tradicional. Sus alumnos tienen un desarrollo integral. Te ayudan a desarrollarte como persona, pero también en lo que quieras llegar a ser. En su filosofÃa no priman carreras, ni trabajos mejor remunerados, sino aquellos capaces de hacerte feliz, que consigan que ames lo cotidiano.