La filosofía debe vivir en cada ser, no es una historia de la filosofía
19 dic 2016
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
La lectura o la absorción de cualquier "Historia de la Filosofía", y existen muy voluminosas, nos dejan complementamente ignaros sobre el papel que efectivamente ha tenido la filosofía en la realidad histórica, y usualmente al lector inquieto le abunda el pensamiento de si la filosofía ha sido lo más importante que en cada época aconteció y, por lo tanto, que ha asumido el rol de fuerza rectora e impelente del destino humano desde hace veintiséis siglos o, el lector se preguntará también hasta qué punto no habrá sido la filosofía de cada época y de toda la historia, simplemente la mosca en la oreja.
No debe entenderse este artículo como si se menospreciasen los esfuerzos gigantescos que se han dedicado al estudio de los textos filosóficos. Se admira y valora esa labor como labor en sí, aunque no puede en rigor considerarse como "historia de la filosofía"; entonces", ¿Cómo se suele entender el precitado título y disciplina? Sencillamente a la exposición de las doctrinas filosóficas en orden cronológico o el trabajo especial, pero igualmente expositivo, sobre una de ellas o sobre una tesis o concepto particular de una de ellas,
Una doctrina es una serie de proposiciones. Las proposiciones son frases. La frase es la expresión verbal de un sentido, lo que solemos llamar idea o pensamiento. Oímos o leemos la frase pero lo que se entiende, si se entiende, es su sentido. Esto es lo inteligible. Ahora bien, se cree que es un error suponer que la frase tiene su sentido en absoluto, abstrayendo de cuándo y por quien fue dicha o escrita. No hay nada inteligible en absoluto.
Las historias de la filosofía suponen lo contrario: las doctrinas se presentan o se nos han presentado como si las hubiese enunciado el filósofo desconocido, sin fecha de nacimiento ni lugar de habitación, un ente anónimo y abstracto que es sólo el sujeto vacío de aquel decir o escribir y por eso mismo no añade nada a lo dicho o escrito ni lo califica o precisa. La fecha que la habitual historia de la filosofía atribuye a una doctrina es una impronta externa que sobre ella pone el historiador para no confundirse él y someter a un orden cualquiera la pululación de doctrinas.
Cuando el historiador nos dice que la filosofía de Platón es del siglo VI antes de Jesucristo, sólo querrá decir que aconteció en ese ámbito cronológico; no significa de hecho para él lo que debía significar, a saber: que la filosofía de Platón es del siglo VI antes de Jesucristo, que está hecha de una especial materia, que es la estructura de la vida humana de ese siglo; más específicamente puntual, la vida de una determinada generación. De lo que se extrae como conclusión de este artículo la existencia de una diferencia substancial y de precepción entre vivir la filosofía y la historia de la filosofía.
(*) Abogado, Docente universitario, Doctor Honoris Causa, Escritor
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