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Domingo 18 de diciembre de 2016

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Cultural El Duende

William Shakespeare y su obra

18 dic 2016

Fragmento del ensayo escrito por el investigador Maurice Cazorla Murillo en homenaje al IV Centenario del fallecimiento del dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare (1564 - 1616)

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Segunda y última parte

Entre las comedias en este periodo sobresale "Sueño de una noche de verano" escrita en 1595, una de sus obras más conocidas. Es una obra plagada de fantasía en la que se entremezclan varios hilos argumentales centrados respectivamente en dos parejas de nobles amantes, en un grupo de despreocupados cómicos y en una serie de personajes pertenecientes al reino de las hadas, entre los que se encuentran Puck, el Rey Oberón y la Reina Titania. En "El Mercader de Venecia" escrita en 1596, otra de sus obras más conocidas, se puede encontrar otra sutil evocación de atmósferas exóticas similar a la de la obra anterior. En ella aparecen retratadas las cualidades renacentistas de la amistad viril y el amor platónico que se oponen a la amarga falta de humanidad de un usurero llamado Shylock, cuyas desdichas terminan despertando la comprensión y la simpatía del público. El tipo de mujer de ingenio rápido, calidez y responsabilidad personificando en Portia reaparecerá en las comedias alegres del segundo periodo, mientras que por el contrario la ingeniosa comedia "Mucho ruido y pocas nueces" escrita en 1599 deforma según la opinión de muchos críticos en el tratamiento algo insensible a los personajes femeninos.

Las comedias de madurez "Como gustéis" escrita en el año de 1600 y "Noche de Epifanía" en el mismo año, se caracterizan por su lirismo, su ambigüedad y por el atractivo de sus bellas, encantadoras e inteligentes heroínas. Otra de las comedias, "Las alegres casadas de Windsor" escrita en 1599, es una farsa sobre la vida de la clase media en el cual reaparece el personaje de Falstaff como víctima cómica.

Dos grandes tragedias, muy distintas entre sí, marcan el comienzo y el final de este segundo periodo. Por un lado, "Romeo y Julieta" escrita en 1595, muy famosa por su poético tratamiento de los éxtasis amores juveniles, pone en escena el trágico destino de dos amantes, forjado por la enemistad de sus familias y por lo temperamental de sus propios caracteres. Por el otro, "Julio Cesar" escrita en 1599, tragedia sobre la rivalidad política, muy intensa, aunque en menor medida que las tragedias posteriores.

Su obra universal "Hamlet", escrita en 1601, va más allá de otras tragedias centradas en la venganza, pues retrata de un modo escalofriante la mezcla de gloria y sordidez que caracteriza la naturaleza humana. "Otelo, el moro de Venecia", escrita en 1604, retrata el surgir y el expandirse de unos injustificados celos en el corazón del protagonista, un moro que es el general del ejército veneciano. El supuesto motivo de sus celos, su inocente esposa Desdémona, es utilizada por Yago, el lugarteniente de su marido, para destruir su carrera militar llevándole al borde de la locura.

"El rey Lear", escrita en 1605, concebido en un tono más épico, describe las consecuencias de la irresponsabilidad y los errores de juicio de Lear, dominador de la antigua Bretaña, y de su consejero el duque de Gloucester. La obra "Antonio y Cleopatra" escrita en 1606 describe el proceso de un hombre esencialmente bueno que influido por otros y, debido también a un defecto de su propia naturaleza, sucumbe a la ambición y llega hasta el asesinato. Otras tres obras de este periodo revelan la amargura contenida en estas tragedias, pues sus personajes no poseen categoría trágica ni grandeza alguna. Así, "Troilo y Cressida" escrita hacia 1602, la más efectista de sus obras, pone de manifiesto, de un modo muy clarificador, el abismo que extiende entre lo ideal y lo real, tanto en el terreno político como individual, mientras que en el "Cariolano" escrita en 1606 (año de fundación de nuestra villa filipense), otra tragedia ambientada en la antigüedad, el legendario héroe romano Cayo Marcio Cariolano aparece como un personaje incapaz de seducir a las masas o de dominarlas por la fuerza. Igualmente amargo "Timón de Atenas", escrita en 1608, narra la historia de un personaje reducido a la misantropía por la ingratitud de sus sicofantes. Debido a la calidad de su escritura, se ha avanzado la hipótesis de que esta obra fuera escrita en colaboración de otro dramaturgo, posiblemente Thomas Middleton.

Las dos comedias de este periodo son también algo oscuras, se las ha llamado "las obras problemáticas", pues no entran claramente en ninguna categoría, ni presentan desenlaces demasiado inteligibles. "A buen fin no hay mal principio" escrita hacia 1602, y "Medida por Medida" escrita en 1604 cuestionan la moral oficial. Hacia el final de su carrera, el dramaturgo inglés creó numerosas obras en las que, a través de la intervención de la magia, la piedad, el arte o la gracia, sugiere con frecuencia la esperanza de la existencia de una redención para el género humano. Estas tragicomedias basan parte de su atractivo en el carácter exótico y alejado en el tiempo de los escenarios en los que se desarrollan, y resultan mucho más simbólicas que cualquiera de las obras anteriores del autor. Para muchos críticos representan un giro de tuerca en el desarrollo creativo del autor, aunque otros opinan que se debieron solo a cambios acaecidos en las modas teatrales de la época.

La Tragicomedia romántica "Pericles, príncipe de Tiro", de 1608, retrata a un personaje abatido por la pérdida de su esposa y por la persecución de su hija. Tras innumerables y exóticas aventuras, el desgraciado Pericles consigue reunirse por fin con ambas. En "Cimbelino", escrita en 1610 y "El cuento de invierno" del mismo año, los personajes soportan también grandes sufrimientos aunque al final consiguen la felicidad. Quizá la que alcanzó las más altas comas de lirismo poético es "La tempestad", una tragicomedia a través de cuyo desenlace se pueden comprender los beneficiosos efectos de la alianza entre la sabiduría y el poder. Dos obras finales, el drama histórico "Enrique VIII" escrita en 1613, y "los dos nobles caballeros" del mismo año y publicada casi veinte años después en 1634, es la historia de dos jóvenes caballeros enamorados de una dama, atribuidas a Shakespeare, parecen ser más bien fruto de su colaboración con John Fletcher. Para ilustrar la obra de Shakespeare, reproducimos un extracto del verso:

Dos sonetos de amor

I

De los hermosos el retoño ansiamos

Para que su rosal no muera nunca,

Pues cuando el tiempo su esplendor marchite

Guardará su memoria su heredero.

Pero tú, que tus propios ojos amas

Para nutrir la luz, tu esencia quemas

Y hambre produces en donde hay hartura,

Demasiado cruel y hostil contigo.

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno,

Pregón de la radiante primavera,

Sepultas tu poder en el capullo,

Dulce egoísta que malgasta ahorrando.

Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,

Ávidos, lo que es suyo no devoren.

II

Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos

Y ahonden surcos en tu prado hermoso,

Tu juventud, altiva vestidura,

Será un andrajo que no mira nadie.

Y si por tu belleza preguntaran,

Tesoro de tu tiempo apasionado,

Decir que yace en tus sumidos ojos

Dará motivo a escarnios o falsías.

¡Cuánto más te alabarán en su empleo

Si respondieras: -"este grácil hijo

Mi deuda salda y mi vejez excusa",

Pues su beldad sería tu legado!

Pudieras, renaciendo en la vejez

Ver cálida tu sangre que se enfría.

Fin

Para tus amigos: