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Domingo 18 de diciembre de 2016

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Cultural El Duende

Habituales tormentos de la creación

18 dic 2016

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En la Unión Soviética conocen y veneran el arte del gran pintor español Francisco Goya. Durante largos años, en el repertorio del Teatro de Arte, de Moscú, figuró la pieza "El sueño de la razón", que el dramaturgo español Antonio Buero Vallejo consagró a Goya. Por la reacción de la sala repleta se pudo juzgar la gran impresión que causó en los espectadores el alto espíritu cívico del espectáculo, la emocionada interpretación de los actores, la sencillez y el laconismo de la escenografía y el fino fondo musical. La siguiente es una entrevista que en 1983 Natalia Zaslavskaya hizo al Artista del Pueblo de la URSS Oleg Efremov

Natalia ZaslavskayA (NZ). ¿Por qué se decidió volver a montar "El sueño de la razón?"

Oleg Efremov (OE). Porque la gente seria y pensante que asiste a nuestro teatro quedó prendida de este espectáculo. Al igual que yo. La vida escénica de esta pieza habría podido celebrar en nuestro país su décimo aniversario, de no haber sido por algunas circunstancias lamentables. Llegó un momento cuando el admirable actor Mijaíl Boldumán, a causa de su edad y por el estado de salud, no pudo seguir interpretando un papel, diría yo, tan gigantesco como el del gran Goya. Daba inmensa pena despedirnos del actor y, por ende, del espectáculo. Queríamos que siguiese en el repertorio y, además, lo prometí a Vallejo. Tuvimos que suplantar a algunos actores, y no sólo a Boldumán. Hace poco, el espectáculo volvió a figurar en el repertorio.

N.Z.: ¿Qué le parece, hay diferencia en cómo se encarnaban los papeles antes y se encarnan ahora?

O.E.: Boldumán, dado su asombroso parecido al pintor, logró una encarnación admirablemente verídica. Tal vez porque la imagen del gran pintor hubiera encontrado eco en la individualidad del talentoso actor. Desgraciadamente, todavía estábamos ensayando el espectáculo, cuando el artista empezó a contraer la sordera, pero trabajaba con vehemencia, de modo que el espectáculo se basaba por entero en él. Los actuales intérpretes, creo, también sienten y transmiten bien la incandescencia dramática de la pieza. Confío en que el espectáculo seguirá cobrando fuerza. El trabajo resultó asimismo interesante gracias a la colaboración del escenógrafo

Josef Svoboda, que invitamos de Checoslovaquia.

Invertimos mucho tiempo, hasta el estreno mismo, en estudiar el texto, consultando el original. Queríamos que la traducción rusa se identificara al original, que expresara con mayor exactitud el mensaje del autor.

N.Z.: Veo que han tenido que enfrentar bastantes dificultades en este trabajo.

O. E.: En cuanto a las dificultades, son inevitables. Cuando se monta una pieza nueva, cuando se intenta hallar la clave para que "suene"..., las dificultades son inevitables, son, pues, nuestros habituales tormentos de la creación.

N. Z.: Diga algo sobre el destino escénico que corrió en su teatro "El sueño de la razón"

O.E.: Cuando llegué al Teatro de Arte como director principal de escena y conocí de cerca a su nutrida y afamada compañía, determinamos el repertorio... Propuse en seguida muchas obras, "El sueño de la razón" inclusive.

La pieza me había emocionado hondamente. La imagen de Goya, plasmada magistralmente por su paisano Buero Vallejo, me cautivó hasta tal punto que decidí montarla. Como he dicho ya, el actor que debía interpretar el papel protagónico, por su nada ordinaria individualidad, su físico y el rostro, guardaba una semejanza asombrosa con Goya. Ni siquiera tenía que maquillarse. Nos atraía el destino del pintor que vivió en tan complejas condiciones sociales y que se proponía salir vencedor de su duelo principal... ¡con el rey! Por algo de la vida de Goya, pletórica y tormentosa, se habla y se discute tanto. Es muy atractiva para representarla en escena.

Además, la pieza describe un período menos conocido de su vida, el denominado en la historia de las artes "La casa del sordo". La casa del pintor donde creó sus grandes obras fue destruida, pero se conservaron algunas copias de los frescos realizados en aquellos tiempos. Como es sabido, se hallan en El Prado, pero, en general, no disponemos de ellos. Fue particularmente interesante montar una pieza sobre el período en la vida del gran pintor en que brillantemente se dejaban ver su naturaleza amante de la libertad, su espíritu rebelde y su anhelo de vivir. La sordera aguzó su visión e intuición. Goya no podía por menos de ver que en su país reinaban un oscurantismo y un fanatismo monstruosos. Por eso la realidad que lo rodeaba se le aparecía en imágenes de horribles monstruos. En la serie "Caprichos" hay uno que se denomina "El sueño de la razón" produce monstruos. Fue el que dio el título a la pieza y que simboliza el estado en que se hallaba la patria del pintor. La pieza explica por qué las obras de Goya de ese período, transidas de amargura y tenebrosa desesperación, son tan sombrías, a veces incomprensibles, por qué se debe descifrarlas, lo que da pábulo a los vanguardistas, sin turbación alguna, considerar a Goya, este realista verdadero, su precursor. Creo que Vallejo, que escribió la pieza aún en los años del régimen franquista, quiso decir con ella que en los períodos de la negra reacción, el arte de avanzada siempre lucha contra los lados tenebrosos de la realidad, volviéndose agudo, punzante, y difícilmente puede ser otro. Afortunadamente el pintor no se vio aislado para siempre por ese penoso estado anímico. Ya en Francia crea lienzos optimistas y llenos de armonía. Al volver a inspirarse en los caracteres populares, se siente con fuerzas para superar su calvario anímico.

N.Z.: Hable de sus vínculos artísticos don el dramaturgo. ¿Le han ayudado en su trabajo?

O.E.: Con Antonio Buera Vallejo me entrevisté en España. No me dio instrucciones sobre el particular. Sólo me enseñó algunas fotos del espectáculo que se representa en España... Aunque tampoco necesitábamos instrucciones. En las acotaciones figuran muchas valiosas recomendaciones del dramaturgo y procuramos seguirlas estrictamente. Yo ponía mi afán en mostrar la soledad del pintor, acentuar el tragismo de su estado físico. Debajo de la alfombra el piso fue cubierto de porolón, y en el calzado de los actores se pegaron suelas especiales para amortiguar los sonidos. Nos valimos de este medio para mostrar la sordera de Goya.

N.Z.: ¿Qué papel desempeñan las voces que oye a solas?

O.E.: Con su ayuda el autor procura revelar el estado sicológico de Goya. El pintor reflexiona continuamente. Su mente en constante pulsación trata de entender y de reapreciar muchas cosas.

Las voces ayudan a comprender su mundo interno. Debo confesar que Vallejo es un dramaturgo muy interesante y original. Escoge para sus personajes los momentos más críticos de su vida. Espero en el futuro montar una nueva obra suya. Lamento mucho el que haya visitado nuestro país cuando su pieza no figuraba aún en el repertorio de nuestro teatro.

N.Z.: ¿Qué impresión le dejó España? ¿Qué descubrió para sí en este país?

O.E.: En "El Prado" descubrí para mí a varios pintores sumamente interesantes. En cuanto a las impresiones teatrales... Hace poco la admirable actriz Nuria Espert estuvo en nuestro país con su teatro. En Madrid la vi en Yerma, de Larca. Fue un espectáculo muy sugestivo. España siempre despertó en mí los sentimientos más tiernos. País campesino, en lo fundamental hospitalario, con un destino muy difícil. ¡Y qué pueblo! Me refiero al pueblo trabajador de España, gente sencilla, franca y honesta... Es un pueblo valeroso, igual que su naturaleza. Y la naturaleza de España, que no es todo Sevilla y Granada, es tan valerosa y severa como los propios españoles.

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