Poco falta para que termine el presente año y no es hora de lamentarse de lo poco que se ha logrado en beneficio de la región, siendo, más bien, necesario emprender una cruzada o esfuerzo orureñista para recuperar el sitial que tenemos como departamento capaz de contribuir al Estado y la sociedad boliviana gracias a los extraordinarios recursos naturales, base del sostenimiento de la economÃa.
El auge de la minas hizo que Oruro admita el uso de sus regalÃas en el fortalecimiento de un conjunto de actividades relativas a la producción y consumo de las riquezas a favor de otros departamentos que hoy han florecido.
Lamentablemente, ese desprendimiento orureño no ha sido comprendido al extremo de no haber el apoyo gubernamental necesario cuando más se lo necesita especialmente en la minerÃa, causando desazón en saber que uno de sus principales centros de producción estannÃfera cerrará la gestión sin utilidades.
Tomando sólo eso como ejemplo, nos obliga a realizar una gran cruzada orureñista para que el Gobierno, como primer paso, reconozca la deuda histórica que el paÃs tiene con la tierra de Sebastián Pagador.
Es deber del señor Gobernador, los parlamentarios, ser parte de este movimiento y no ponerse a la zaga, ya que Oruro precisa de recursos económicos para promover e impulsar estrategias a favor del desarrollo productivo departamental.
Por otro lado, es preciso conocer los resultados de la exploración petrolera en el altiplano central que estuvo a cargo de una empresa canadiense para lo cual se habrÃa invertido algo más de dos millones de dólares, conforme lo hizo conocer, en su oportunidad, el ingeniero Pablo Zubieta, alto personero de YPFB.
De la misma manera se debe pedir al Gobierno Municipal enfocar su actividad en ampliar la extensión urbana de la Capital Folklórica, aplicando una moderna arquitectura tal como acontece en ciudades innovadoras de otros paÃses.
En esas urbes, se utilizan fondos edilicios en obras de envergadura importante creando nuevos barrios residenciales, dotándoles los servicios básicos que hagan factible una adecuada convivencia vecinal.
Lo importante de esos proyectos está en el hecho de que se respeta todo aquello que se construyó en el pasado, reconociendo sus edificaciones, calles, parques, plazas y avenidas como patrimonio de alto valor histórico, amparados por la Constitución y demás leyes.
Ojalá el jefe comunal tome conciencia de esa clase de emprendimientos y no se empecine, obstinadamente, en destruir todo aquello que es parte de la historia de Oruro, con trabajos que deforman la conceptualización básica de una ciudad que estaba catalogada como ParÃs en pequeño gracias a la tendencia artÃstica contemporánea de su valor estructural extraordinario y maravilloso, causando la admiración extranjera.
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