En general se piensa que allà lo que manda son la economÃa y los negocios, cierto, pero como es natural una cosa lleva a la otra. El volumen económico (próximo al 30% del PIB nacional), permite el avance de la cultura, de la academia, del turismo, del entretenimiento, pero, sobre todo, de la lucha contra la pobreza y la desigualdad (es el departamento con mejores indicadores sociales del paÃs). Más allá de los problemas, sus logros son significativos y lo más significativo de todo es que los cruceños miran al futuro y han decidido marcarse ambiciosas metas sobre los fundamentos en los que se apoya este turbulento siglo bajo el impulso de la educación, la innovación y la tecnologÃa.
El desafÃo llega desde la acera de los empresarios: Cainco ha hecho conocer un documento que se ha producido con altos estándares de investigación y consulta a especialistas. Su principal conclusión es que la educación es el mayor desafÃo para los cruceños. Pero lejos de la retórica demagógica en la que los adjetivos sustituyen a las ideas y a los contenidos, la propuesta tiene que ver con el emprendimiento, una educación que busque excelencia, que apunte a valorar las iniciativas personales y colectivas, que asuma que las pequeñas empresas son el motor de una sociedad que sufre transformaciones radicales en cuanto a la concepción del hecho mismo de hacer empresa. Una educación que se nutra de instrumentos prácticos, de inserción a la realidad global, que de los instrumentos lingüÃsticos necesarios y que provea una base tecnológica y digital que, dicen los gestores del trabajo, debe ser universalizada en todo el departamento.
No son abalorios, son ideas concretas en su sencillez. No es necesaria una inextricable parafernalia para marcar el rumbo, ni se requiere de la vacua vestimenta ideológica que habitualmente confunde y disfraza más que aclarar. De lo que se trata ahora es de articular lo que esa propuesta tiene de universal con el conjunto del paÃs. A diferencia de lo ocurrido en los siglos anteriores, el riesgo es que Santa Cruz se despegue de tal modo del conjunto de los indicadores económicos y sociales, que se produzcan asimetrÃas irresolubles en el mediano plazo, pero por supuesto no se trata de frenar esta iniciativa, por el contrario, hay que incorporarla integralmente en el resto de la nación, no sólo para absorber la propuesta conceptual básica, sobre todo la referida a la educación, sino encontrar (Cepad ha avanzado mucho en ese camino) complementariedades, bloques de inserción productiva, modelos de gestión y de innovación que vinculen la experiencia cruceña con la del conjunto.
En ese contexto, cada región, cada ciudad importante, debe encontrar su propia vocación. Suele pensarse erradamente que hay un solo modelo, no, es absurdo pretender metas que ya no tienen que ver con la realidad de cada quien. Un centro polÃtico-administrativo no es ni puede hacer lo que hace un centro económico, lo que no quiere decir en absoluto que por esa razón está condenado a la decadencia. Por el contrario, tener claridad en torno a las propias fortalezas y debilidades, es la mejor manera de entender lo que se debe hacer.
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