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Jueves 08 de diciembre de 2016

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Ecológico Kiswara

EDITORIAL

Estamos destruyendo nuestro mundo

08 dic 2016

Fuente: LA PATRIA

Es una paradoja que el Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma participe en rituales y bailes para llamar a la lluvia, pero por otro lado impulse una ley que permita a las transnacionales realizar exploraciones de hidrocarburos en áreas protegidas, lo cual significará talar bosques, destruir flora y fauna, destruyendo así el delicado equilibrio de la biodiversidad.

Estudios recientes demostraron que contrario a lo que se pensaba, los bosques no crecen gracias a la presencia de lluvias, sino que más bien, existen lluvias en zonas boscosas, debido a la humedad que generan los árboles y la vegetación exuberante.

Vicente Berenguer sostiene que los humanos somos profundamente religiosos, que no es lo mismo que ser espirituales, pues creemos en un Dios único, pero lo asumimos separado de nosotros, por lo que en nuestra individualidad estamos apartados también del resto de los humanos y más aún del resto de los seres vivos, por eso estamos más preocupados en intentar mantener nuestro estilo de vida, con las "facilidades" que nos ofrece el mundo consumista y la tecnología avanzada, que cuidar el lugar donde vivimos.

Por esa religiosidad inherente en los humanos es que preferimos hacer rituales, ofrendas y bailes en lugar de diseñar una estrategia que nos ayude a proteger nuestro hábitat, nuestro gran hogar que se llama Tierra.

Resulta incongruente que hablemos de preservación y a la vez, a título de modernidad y de "vivir bien", destruyamos los escasos humedales y sitios que por su riqueza en biodiversidad debieran ser protegidos en lugar de ser depredados.

Dios puso la Tierra a disposición de la humanidad, dijo "�multiplíquense, dispérsense sobre la Tierra y domínenla", pero nunca dio la orden de destruirla, todo en su debido orden y equilibrio, pero al hombre se le fue la mano y abusó del planeta que habita, por lo que la naturaleza tomó su revancha y en muchos casos castigó a la gente con sequías o inundaciones, con cambios climáticos extremos y fenómenos naturales que afectaron a la humanidad más que a otra especie.

La escasez de agua en la ciudad de La Paz, sorprendió a muchos, porque sus habitantes pensaron que era un bien renovable y eterno, pero cuando se abusa de algo podemos llegar a agotarlo, por lo que no sólo es necesario ahorrar y preservar, sino que debemos diseñar estrategias para generar más de este líquido elemental y tan valioso.

En lugar de talar, deberíamos plantar; en lugar de derrochar, deberíamos ahorrar; en lugar de destruir, deberíamos construir; en lugar de botar, deberíamos reciclar y en lugar de depredar, deberíamos preservar.

No es tarde y aún hay mucho por hacer, pongámonos manos a la obra y pensemos qué mundo queremos heredar a nuestros hijos, dejemos de destruir nuestro hogar.

Fuente: LA PATRIA
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