Martes 06 de diciembre de 2016

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El mundo entero se solidarizó con la partida del "Chape", de allà una serie de aristas deberán ser respondidas luego de los procesos de investigación iniciados respecto las causales del accidente aéreo que enlutó, además, a la familia periodÃstica deportiva y de la aeronáutica civil. De entre las más emotivas; la despedida a la joven tripulante Sissy Arias a quien valoramos por su Ãmpetu de progreso en la incursión femenina en las tripulaciones aéreas bolivianas.
Lo cuestionable fue el excesivo abuso de las fuentes de información y su búsqueda respecto peritos en la materia para abordar la interpretación periodÃstica luego del fatal suceso. Salvo excepciones, un elemento develador es la carencia de expertos en la materia; aunque no faltaron "analistas" que con criterios poco más que bisoños intentaron sostener versiones alejadas de la realidad sobre la aeronáutica internacional, especulando inclusive sobre las posibles deliberaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) respecto Bolivia y su categorÃa. Nada más desmañado.
Más que jurÃdicas son éticas las cuestiones en su abordaje. Las permisibilidades de los derechos constitucionales: a la comunicación, información, libertad de expresión y de prensa entre otros; no se traducen en el libre e irrestricto uso de la fuente para su ejercicio periodÃstico. El autor e intérprete, a la vez, de los textos noticiosos está frente a la dualidad del derecho a la libertad de expresión y su vÃnculo respecto la libertad de prensa. Esa cuestión es el fundamento del valor de la fuente; y su análisis concibe la interacción entre el derecho a buscar, recibir y difundir información.