Domingo 04 de diciembre de 2016
ver hoy
La idea de ejecutar obras de magnitud, tiene que ser resultado de un bien meditado proyecto, debidamente consensuado, que haya cumplido requisitos obligados de orden técnico, como la aprobación a diseño final y el presupuesto en su totalidad, de modo que su ejecución se cumpla con efectividad y a su conclusión sirva a necesidades colectivas.
Elaborar planes suntuarios con gastos exagerados, tropezando con problemas técnicos, con rechazo de la comunidad y que finalmente sean parte de un aparatoso trabajo con mÃnimo beneficio para la población, no tiene sentido valorativo en función social, por lo mismo su inversión y su construcción pueden caer en la lista de "obras innecesarias y malversación de fondos públicos".
Algo de éstas cosas ha sucedido en nuestro medio, con proyectos inconclusos pero con gastos ya ejecutados y con empresas que no han cumplido fielmente cronogramas y especificaciones aprobadas y cuyos ejecutivos eluden las responsabilidades de entregar obras concluidas a satisfacción de las autoridades y de la población.
Si bien es cierto que en algunos casos, autoridades que incumplieron normativas legales, técnicas y financieras, permitiendo alteración de cronogramas por parte de empresas irresponsables, se vuelven cómplices de los delitos y más tarde o más temprano deben responder por su incompetencia y falta de autoridad para defender el derecho ciudadano a gozar de obras en su beneficio.
Fuente: LA PATRIA
