Llameros y su expresión fascinante en sus miradas

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Las expresiones de los rostros reflejadas en las máscaras de los llameros en la danza de la llamerada y un waphuri en la danza de la kullawada, además de otras piezas y evolución de los trajes del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, son el reflejo perpetuo del origen de esta actividad.

No cabe duda y pese a quien le pese, pero fue en Oruro donde danzas de otros departamentos, se pusieron de moda y lograron la atención de propios y extraños, cuando estas eran desconocidas. Aquel legado fue hecho por los mismos orureños y también por aquellos foráneos contagiados de la riqueza de la Capital del Folklore de Bolivia.

Esa muestra de la que hablamos se encuentra en el Museo Nacional Antropológico "Eduardo López Rivas", situado en la zona Agua de Castilla de la Alta Tierra de los Urus.

Varias son de inicios del siglo XX, entre 1920 a 1940. Existen diferencias entre ellas, aunque con la peculiaridad de que sus bocas están con el gesto de silbar. Cuando pastean al ganado, en forma constante silban para llamar al ganado o para alejar su soledad en el altiplano.

Las máscaras tenían a un inicio el decorado de sus mejillas coloradas, piel arrugada y elementos geométricos adornados en la frente. Asimismo, se tiene una careta de la kullawada catalogada en la época del 40 al 50, del personaje del waphuri. Lo que llama la atención es la larga nariz.

La danza es de La Paz y representa a la actividad de los hilanderos. Ellos se identifican con un ave denominada "chuk´uta" que tiene un pico delgado y largo. Aquella representación fue incorporada como elemento decorativo.

Asimismo, en esa sala se tienen una serie de trajes de personajes femeninos de la danza de la llamerada del año 2000, de la china morena de 1980 de la Morenada Central, como de la figura de esta danza de esa época. También se exhibe un traje de caporal de la década del 90 del siglo pasado.

Sin embargo, lo más atrayente es el traje de un chaleco de morenada bordado con hilo Milán de fines del siglo XIX y el otro traje que está en la vitrina se presume sería de un kusillo de los wacas del mismo siglo, bordado también con hilo Milán y adornado con lentejuelas de plata.

Fuente: Por: Dehymar Antezana Periodista LA PATRIA