La ética y la seguridad vial

Muchos se preguntarán ¿cuál es la relación entre la ética y la seguridad vial?, entonces diremos que cuando fusionamos estos dos conceptos llegamos a la conclusión que dicha relación está dada por las reglas y normas que debemos conocer, incluidas las señales para transitar por diferentes vías de circulación (avenidas, calles, carreteras, etcétera). También forma parte de la educación vial la forma en la que interactuamos con los demás, cuando transitamos y circulamos por la vía pública.

El desconocimiento y la inobservancia de estas reglas y normas causan cada año decenas de muertos, heridos y muchas familias afectadas por los hechos de tránsito, por lo que hace falta un análisis sobre esta temática.

En este escenario se ubican a muchos ciudadanos de manera simultánea en lugares y situaciones de interdependencia, en las que los derechos y responsabilidades de cada uno frecuentemente se cruzan con los derechos y responsabilidades de los demás.

Entonces diremos que la ética y la educación son esenciales a la hora de compartir un espacio público; por eso es fundamental estar preparados y conocer los derechos y obligaciones que corresponden a los diferentes roles que vamos asumiendo al transitar las calles, ya sea como peatones, pasajeros o conductores. Ejercer esos roles depende, además, de aspectos geográficos y sociales. No es lo mismo habitar en grandes centros urbanos, intercomunicados por amplias avenidas y sistemas de transporte masivo, que en ámbitos rurales surcados por caminos de tierra, en los que circulan vehículos junto a caballos o carruajes, con escasa presencia de medios de transporte.

No basta que las personas conozcan las normas de circulación para obtener la licencia de conducir, ni que cumplan las normas por mera obediencia a la autoridad o temor a ser sancionados; el objetivo final de cada boliviano debe ser, además, conocer y respetar las normas, ser responsables en la conducción de un vehículo, ser conscientes de que esas normas existen y son necesarias para regular la convivencia social en el espacio público, que tienen un fundamento, un sentido y son resultado de un determinado consenso.

Cabe afirmar que todos somos responsables de la construcción de un modo particular de transitar en un espacio público: más o menos responsable, más o menos caótico, más o menos seguro, más o menos solidario. Como ciudadanos que nos desplazamos todo el tiempo de un lugar a otro, sea como peatones, como pasajeros o como conductores, tomamos decisiones cuyas consecuencias impactan en la vida personal y social, pues nos conducimos con prudencia o sin ella, preservamos o ponemos en riesgo nuestra propia vida y la de los demás.

Somos protagonistas directos capaces de participar en la construcción de normas, en la regulación del tránsito y en el fortalecimiento de una nueva cultura vial. El respeto a la ley de tránsito y la responsabilidad en la circulación son parte esencial de un ejercicio cívico consciente, activo y constructivo, que nos permitirá reducir el nivel de inseguridad vial que impera en nuestro país.

"La ética no es otra cosa que el respeto por nuestra vida y la vida de los demás"

(*) MSc. Capitán de Policía - Docente Unipol

borismen55@gmail.com