Para gobernar eficazmente hay que retrotraerse con humildad para aprender de los antiguos sabios griegos que, cuando ascendÃan al poder, tenÃan un solo objetivo: servir al pueblo; dos palabras que encierran un contenido sin lÃmite de dedicación y, para cumplir esa máxima, entregaban su vida al servicio del pueblo como un verdadero apostolado sin pensar en sà mismos como gobernantes, entonces, coincidirá el lector, cuando el gobernante asume ese apostolado, se elimina la corrupción por simple decantación.
Se requiere inmediatamente y con carácter mandatorio, bajo la tutela del Estado y sus poderes públicos, un radical y sustentable cambio que se debe metamorfosear en muchos niveles, tanto en los ámbitos culturales, fÃsicos e incipientes de las sociedades, tanto urbanas como extraurbanas. El hogar es la fase cardinal para el esclarecimiento, ahora por la necesidad muy temprano, a los niños de esta cruel usanza, acción que debe ser transmitida por padres diligentes sin dilaciones, temores o prejuicios; de esta manera se forman niños psicológicamente estables y actualizados con las servidumbres humanas y, conscientes del latente peligro, posibilitarán con actitudes firmes de su intelecto generadas por el esclarecimiento, la desestructuración de la impunidad.
(*) Abogado Corporativo, Docente universitario, Escritor, Doctor Honoris Causa
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