Miercoles 30 de noviembre de 2016
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El gobierno acaba de decretar siete días de duelo por la muerte de Fidel Castro en Cuba, aunque allí el cuerpo haya sido cremado, usando petróleo venezolano, que es fiado.
Hay algunos problemas para el cumplimiento de este duelo que quizá sea bueno que el gobierno tome en cuenta.
El primero de todos ellos es que el país ha entrado, de lleno, como todos los años en esta época, en los preparativos del carnaval de 2017, que será en febrero.
Cambiar esa fecha es muy complicado. Los romanos la fijaron para que se cumpla siete días después de la primera luna llena del verano del hemisferio norte. Es una fiesta del colonialismo original, del que llegó a España y al resto de Europa desde Roma. Cambiarla sería un problema, incluso para el presidente Evo Morales, quien está seguro de que los aimaras participaron en la derrota del imperio romano. Los aimaras, aliados con los vándalos, que eran unos bárbaros alemanes: una alianza invencible, pero no tan poderosa como para cambiar la fecha del carnaval. Es más que el derecho romano. El carnaval es un derecho humano universal, como el acceso al agua.