El título de esta nota parecerá cursi para quienes actúan con los sentidos haciendo abstracción de sus propios sentimientos. El grave problema del agua, su importancia y necesidad ha hecho ver a todos los habitantes de nuestra patria que el agua es un elemento de la naturaleza que puede conseguir lo que todos buscamos: caridad, amor y unidad; es decir, dar sentido a nuestras vidas a través de paliar las angustias sufridas, los padecimientos por no tener lo que siempre fue fácil, simple y sencillo: abrir los grifos y contar con ella hasta sin medida ni clemencia por el despilfarro.
Semanas de haberse encontrado - especialmente en la ciudad de La Paz - con lo increíble; no tener agua, no contar con ella ni para lo más necesario y estar sujetos o supeditados a que se provea a la mayoría de barrios mediante cisternas; agua que, al echarla sobre recipientes también cae en el suelo, agua que, de todos modos, se desperdicia porque todo se tuvo que improvisar desde botellas, baldes, bidones, ollas y hasta turriles.
La carencia de agua ha despertado sentimientos de toda laya como son la solidaridad, la misericordia, la importancia de ver su pureza y transparencia y, lo más importante, la valoración que se tiene por lo que se cree que sobra y no tiene importancia y, en realidad, falta y tiene importancia capital para la vida no sólo del ser humano, sino de los animales, las plantas, la higiene, la salubridad, hospitales, hoteles, la limpieza de todo lo que se usa y consume; se ha visto que las cocinas no funcionan sin ella y menos pueden prepararse alimentos para la vida, que el pan tiene necesidad de agua para ser elaborado y no faltar. El agua tiene que ver con la vida, salud y educación de niños que precisan de ella no sólo en sus hogares sino en escuelas, colegios y centros de estudio y formación. El agua, elemento natural imprescindible en la vida humana, tuvo poca importancia - o ninguna, parece - en quienes tienen poder político y están en sus manos los destinos del país porque fijaron para su atención un monto ridículo de tan sólo 0,4% del presupuesto general, aunque, posteriormente y sólo al ver la angustia de la población, decidieron fijar fondos más apropiados aunque lejos de las verdaderas necesidades.
Doloroso ha sido y es para la población que las autoridades hayan descuidado el caso del agua que es vida para las personas y tan sólo hayan dado paso a programas sin ningun beneficio, a planes y proyectos anotados demagógicamente, que pueden prescindirse de ellos o, finalmente, postergarlos en su realización y destinar los mayores cantidades de dinero a captar caudales de agua, haciendo que hasta las vertientes, al igual que del Silala, beneficien a quienes sufren, se sacie la sed de animales, plantas, bosques y hagan crecer a los árboles que, al fin de cuentas, son pulmones de la vida.
¿Será posible que se despierten virtudes en quienes tienen poder y pueden y deben entender y solucionar el problema?, ¿será necesario que siempre se les recuerde que su función es de trabajar y cumplir con amor y caridad por los que creyeron en su juramento de amar y servir al pueblo?
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