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Domingo 27 de noviembre de 2016

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Revista Dominical

Para las transformaciones en la educación es importante la

Vigencia de la maestra, maestro mathético, dialógico, histórico y cuántico

27 nov 2016

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Uno de los aspectos concernientes a las sociedades, a los hombres (varones y mujeres) es la educación sistemática, aquella que se cumple en las instituciones educativas, particularmente en las que corresponden a la educación regular (Inicial, Primaria y Secundaria). La educación es un hecho que de manera periódica sufre cambios y/o transformaciones, ya sea en sus principios, como en sus enfoques didácticos, curriculares, roles de maestros y maestras, etc.; con el propósito de satisfacer las necesidades, exigencias e intereses manifestadas por los grupos humanos.

En la actualidad, consecuencia del desarrollo en todos los campos del saber humano, todas las sociedades y en particular las comprendidas por el Estado Plurinacional de Bolivia, manifiestan necesidades que se trasuntan en problemas, que en otrora posiblemente no se las tenía o por lo menos no merecían atención urgente, por ejemplo: la contaminación del ambiente natural, la inseguridad ciudadana, la formación del educando para hacer frente a una cotidianidad cada vez más compleja; por otro la vigencia aún de las relaciones o interacciones humanas melladas por la discriminación, la falta de empatía, de tolerancia, de comprensión y de asertividad. Frente a todo ello, por su puesto, uno de los factores o aspectos que debe y puede contribuir a dar soluciones a las problemáticas citadas y a otras que existen, es la educación sistemática, pero sin duda en esta son determinantes el maestro y la maestra, que con sus acciones coadyuvan a la formación de las sociedades.

Por lo referido, frente a los cambios innegables en nuestra educación, maestras y maestros debemos asumir actitudes y aptitudes, relacionados a ser mathético, dialógico, histórico y cuántico. Empero ¿Qué debemos realizar y para qué, en cada uno de estos perfiles? Las respuestas a esta interrogante comprenden los siguientes criterios básicos.

LA MAESTRA Y MAESTRO MATH?TICO

A los maestros y maestras, en la formación académica que recibimos, durante cuatro años, nos enseñaron a enseñar (Didáctica), fueron estrategias, métodos, técnicas que nos inculcaron para cumplir nuestros roles; pero en los centros educativos particularmente en educación Inicial, Primaria y Secundaria ¿Quién y qué se enseña a los y a las estudiantes para que aprendan más y mejor?, entonces se hace muy importante centrarse, ocuparse de los procesos de aprendizaje. En consecuencia, para enseñar, primero debemos aprender el cómo pueden aprender más y mejor los demás, para ello se debería tratar, en la formación inicial o permanente de los maestros y maestras, algunas áreas o disciplinas educativas (Neuropedagogía, Quimiopedagogía).

Implica también considerar la aplicación de las estrategias, métodos, técnicas, no solo en función a la eficiencia para la transmisión de conocimientos sino para la comprensión y producción de los mismos. La aplicación de los recursos didácticos no debe ser con el propósito de cumplir una simple diversificación metodológica, más bien deberán utilizarlos reflexionando en el cuándo, para qué y cómo pueden ser útiles a cada uno y una de los y las estudiantes, en sus aprendizajes.

Ser mathético, es estar consciente de que en cuestión de enseñanza y aprendizaje no existen fórmulas o recetas únicas, menos que tenga valor para todas las y todos los educandos o espacios socio-culturales. El fundamento para esta percepción es la vigencia del pluralismo epistemológico y hasta ontológico.

LA MAESTRA Y MAESTRO DIAL?GICO

Ante los ya desgastados procesos pedagógicos, hebegógicos y hasta andragógicos centrados en la simple información, comunicación o transmisión de conocimientos, actualmente son necesarios procesos educativos que enfaticen la dialogicidad, siendo para ello, sin duda, que la maestra y maestro sean dialógicos, es decir asuman una relación basada en la complementariedad, la concurrencia y el antagonismo. Esto implica que sean conscientes de que en la acción educativa deben concurrir varios y diferentes sujetos, que se complementan y por supuesto que en los hechos educativos siempre existirán los opuestos o contrarios dejando constancia de la heterogeneidad, diversidad y pluriversidad. Para que una interacción sea dialógica debe existir reflexión y discusión.

Al ser dialógico, un maestro o maestra, coadyuvará a la formación de sociedades donde se practique la permanente reflexión, la crítica, la discusión y el cuestionamiento sano. Para ello se debe generar la práctica plena del diálogo horizontal y con igualdad de condiciones humanas y respetando la diversidad sociocultural. En sus roles específicos debe estar el actuar con autoridad desplazando el autoritarismo, despojándose de la superioridad cultural (Etnocentrismo), manifestando más bien la vigencia del diálogo cultural (Interculturalidad), obviamente revalorando y fortaleciendo conocimientos y saberes de los pueblos originarios-ancestrales (intraculturalidad). Para una maestra o maestro dialógico, no existen culturas superiores e inferiores, pero si hay culturas diferentes y todas son importantes (Relativismo cultural).

Ser dialógico (a) exige estar consciente del sentido de la educación, que consiste en encausar la plena interacción, interrelación entre personas y personas, no entre "personas y objetos". Eliminar el sentimiento de superioridad o de dominio de unos (docentes) sobre otros u otras (estudiantes). Nadie sabe más que los demás, simplemente todos tienen diferentes conocimientos que pueden complementarse y retribuirse. Para la maestra y maestro dialógico, la solidaridad y el aprendizaje siempre van unidos. Se aprende más y mejor si se trabaja o encara las acciones de manera solidaria, comunitaria, además éstas no se consiguen sólo en el centro educativo como aprendizaje teórico de un valor, más bien es algo que se cultiva a través de la práctica educativa cotidiana.

El rol educativo de ambos, debe estar direccionado a la formación de una sociedad dialógica, donde la igualdad sea comprendida como principio que incluye el derecho de cada persona a ser diferente. La igualdad es opuesta a la desigualdad, pero no a la diferencia ni a la diversidad. Las diferencias deben ser entendidas y asumidas como riqueza para el aprendizaje de todos los y las estudiantes, como indican Cummins (2002) y Freire (1997). Siendo la Discusión una de las categorías imprescindibles en la dialogicidad, el maestro o maestra, deben practicarla sin intenciones agresivas o impositivas; más bien su aplicación debe ser como un proceso de compromiso hacia la construcción y transformación de realidades.

La maestra o maestro, que no son dialógicos, se consideran superiores a los y a las demás, virtuosos que perciben a sus semejantes como simples objetos, se siente parte de una élite o grupo de sabios o dueños de la verdad absoluta, se cierran a la contribución de los demás, jamás la reconocen y hasta se sienten ofendidos con ella.

LA MAESTRA Y MAESTRO HIST?RICO

Un individuo o persona, es o será histórico cuando en el seno de una sociedad, haya logrado transformaciones, ha sido parte de estas o ha aportado a las mismas, a través de sus ideales y acciones, desde su rol personal y profesional, de lo contrario su existencia no habrá sido significativa.

Maestras y maestros, por sus importantes roles sociales, frente a los cambios y/o las transformaciones, están en la obligación de responder ante las mismas, siendo parte de ellas y aportando con el propósito de que la educación marque hechos e hitos significativos para la convivencia social, de lo contrario se constituirán en meros observadores, acríticos y por supuesto poco o nada históricos. En la educación de los y las estudiantes, frente a los problemas sociales, se debe desarrollar no solo el "pensamiento teórico" sino enfatizar el "pensamiento epistémico" (Zemelman, 1997), el "pensamiento complejo" (Morin, 2000) y el "pensamiento de la liberación" (Freyre, 1997), es decir transformar el "hábitus" de pensar, de sentir y de hacer; para vivir bien.

Parte importante de la maestra, maestro histórico es transformar sus formas tradicionales de enseñar, adecuándolos a los cambios técnicos, tecnológicos, científicos y conforme a las necesidades sociales, culturales, económicas, ecológicas con las cuales estamos viviendo.

Pero, para buscar transformar las prácticas educativas, maestro y maestra, primero deberán alcanzar su transformación personal, profesional (actitudinal y aptitudinalmente).

LA MAESTRA Y MAESTRO CUÁNTICO

La Pedagogía Cuántica, es una de las propuestas interesantes, por lo menos para nuestra educación. Su propósito, según Amador Martos (2002), es una reinterpretación de la historia del pensamiento occidental mediante la recuperación de la sabiduría perenne; replantea las relaciones entre la ciencia y la espiritualidad a la luz de las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica.

Esta teoría hizo ver que en el mundo material están presentes elementos que a simple vista no los vemos pero existen, son las partículas microscópicas (átomos) que están conformadas por partes mucho más diminutas (electrones, protones, neutrones), entonces en el mundo que nos rodea no solo debemos dar importancia a todo aquello que percibimos, en primera instancia, sino también otorgarle existencia a aquello que no visualizamos pero que si existen gracias a las manifestaciones de energías relacionadas con lo microscópico. En este marco de pensamiento, la maestra o maestro, debe cuestionar de manera permanente la práctica pedagógica tradicional, proponiendo como alternativa una pedagogía activa y libertaria. Implica profundizar el desarrollo del pensamiento divergente desde planteamientos y percepciones metafísicas, para explicar inquietudes o incógnitas epistemológicas que la sociedad occidental no ha podido solucionar, desde el dogmático materialismo científico.

Entre otras cosas, ser cuántica (o), implica que hay que pensar no solo por pensar, más bien el pensamiento debe ser para actuar con conocimiento de causa, en libertad y con responsabilidad, recorriendo del racionalismo pragmático (Filosofía Tradicional) al racionalismo espiritual (Filosofía Transpersonal). La maestra y maestro cuántico hará que sus estudiantes asuman conciencia referente a la existencia no solo de hechos y/o sucesos materiales sino también a los de naturaleza espiritual.

Siendo la "educación cuántica" pertinente para un contexto socio-espiritual, obedece a una nueva mirada de la erudición que ya no centra su atención en el objeto, sino en la conciencia humana (Martos, 2002); como lo acreditan diversas áreas de la ciencia que, innegablemente exigen la revalorización de la filosofía de la espiritualidad o misticismo.

En consecuencia, la maestra y maestro deben tener un rol multilateral, multidimensional, para coadyuvar a la formación de sujetos y/o individuos integrales-multidimensionales (saber, hacer, ser, decidir) y polifacéticos. En su labor, con los y las estudiantes, deben enfatizar el trato psicológico y espiritual además de aspectos metafísicos. Sus maneras de enseñar-aprender y actuar no deben ser solo unilineales, sino multidireccional y holística.

La maestra o maestro cuántico, propone una visión y pensamiento renovado en contraposición a la visión mecanicista, industrial y positivista, de la escolarización tradicional. Deben ser profesionales educadores o educadoras que busquen transformarse del ser "Homo Sapiens" al ser "Homo Noeticus", es decir hombre de conciencia.

Por: Walter Choque Clavijo - Profesor

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