Escasez de agua y sus derivaciones

Hasta que sucedió y abrió la necesidad de considerar el agua, como elemento de vida, aspecto que sólo se lo manejaba como enunciado próximo a situaciones relacionadas con el cambio climático, la crisis ambiental, los fenómenos de La Niña o El Niño y de paso, la contaminación ambiental, especialmente la que genera la minería tradicional e improvisada sin responsabilidad técnica y social.

Un conjunto de hechos vinculados con el medio ambiente, dramatizados por las circunstancias que se presentaron de manera aislada en algunas partes del país, allí donde hay operaciones mineras fuera de control, especialmente las que desarrollan las cooperativas o la frecuencia de incendios forestales en otras zonas de nuestra geografía, alterando las condiciones climáticas o las condiciones adversas que ocasionan el deshielo de los nevados de la cordillera, disminuyendo la capacidad de alimentación con agua pura a las vertientes y ríos que transportan el líquido vital, cuya importancia se valora recién en su justa dimensión, se convierte en el tema de mayor importancia nacional.

Expertos en la materia, especialmente con el caso de La Paz, señalan que el asunto se veía venir�pero no hubo autoridad que revele el tema en la verdadera proporción de su efecto y su relación de tiempo en función de la crisis que desata la escasez del líquido elemental.

La falta de agua, por circunstanciales fallas en sistemas de distribución, era la causa del reclamo de vecinos afectados con los cortes ocasionales, sin embargo salvadas las contingencias, el agua seguía su curso y no ocasionaba mayores preocupaciones, hasta que� la disminución de su caudal, primero y de manera más radical la ausencia del líquido en los hogares, obligó a la gente a reclamar por el suministro cotidiano de agua, en cantidades suficientes como alimento vital y como elemento imprescindible de aseo personal y general en las familias.

El problema realmente es sobrecogedor, especialmente al observar a centenares de vecinos desesperados por llenar toda suerte de recipientes con agua suficiente para los principales menesteres del hogar. Qué decir de las necesidades de algunos negocios, como hoteles, restaurantes, baños higiénicos y otros.

Pero el mayor impacto del drama por falta de agua, se presenta en todos los centros médicos, los de salud pública, de la Caja y las clínicas privadas, donde la carencia de agua tiene doble efecto de daño en la precaria salud de la gente que recibe atención y en ciertos casos de emergencia, que sin agua no es posible cumplirse satisfactoriamente.

La sequía ocasionó la desaparición de un lago en Oruro y ese problema no alcanzó el dramatismo de la falta de agua en las redes de distribución en ciudades como La Paz, Cochabamba o Sucre cuando en el parangón de importancia, se trata de circunstancias que igualmente tienen que ver con el sentido de agua es vida, recuperarla y cuidarla, debe ser misión prioritaria en los planes de emergencia del Gobierno nacional.

La crisis del agua en varias ciudades, motiva una profunda reflexión para que allí donde corresponda, se valorice la necesidad de emprender o mejorar proyectos acuíferos, con los recursos suficientes, evitando malgastar los esmirriados fondos en obras suntuarias e intrascendentes.

Fuente: LA PATRIA