Viernes 25 de noviembre de 2016
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Absoluta falta argumentativa, de retórica depurada, ausencia de discurso con sentido polÃtico, y otros sentidos, representan el común denominador entre los gobiernistas que no saben cómo enfrentar la retórica de sus adversarios a los que permanentemente les acusan, de asumir expresiones polÃticas -como si no lo fueran-, como en el caso de los reclamos de la crisis del agua que afecta casi a toda Bolivia.
En sus aspectos más pragmáticos y en muchos aspectos cientÃficos, la comunicación, particularmente polÃtica, entronca con la retórica clásica y con las modernas versiones cognitivas, con la relación polÃtica-medios, con la publicidad y la propaganda polÃtica, asà la comunicación es un derecho social, un derecho moral, y cuando entronca con la democracia absolutamente es un derecho polÃtico.
Cansa hasta el repudio, que ministros, el Presidente, y hasta el último funcionario público, califiquen cualquier acción comunicativa como polÃtica. Claro que cualquier expresión es polÃtica. En lo más original de ésta palabra, su sentido siempre es polÃtico. Algunos ejemplos; los pandilleros a los que persigue el Ministerio de Gobierno adoptan un sistema de comunicación de saludo con expresiones de sus manos, el pintado de fachadas con signos de su creación y hasta su forma de vestir es una forma de comunicarse. Todo ello es polÃtico, trata de identificarlos con una comunidad donde confluyen sus determinados intereses personales. Los futbolistas y los dirigentes futboleros, preguntemos nomás a los de Sport Boys, hacen polÃtica, al margen del MAS, al defender a raja tabla algunos de los colores con los que congenian, expresando su afinidad o simplemente haciendo barra por su "team" favorito. Eso también es polÃtico.