Martes 22 de noviembre de 2016
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Editorial y opiniones
Punición, construcción y premio en la educación
22 nov 2016
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Todos conocen que los humanos traen consigo rasgos incipientes del carácter y en base a estos surge el comportamiento en relación con el medio externo que modificará parcialmente el carácter original y, asÃ, sucesivamente este proceso durará toda la vida; planteando que es inútil discutir sobre la prioridad absoluta del carácter o del comportamiento, que serÃa replantear la vieja interrogante sobre si es primero el huevo o la gallina. De ello, se puede afirmar que el carácter no es sino un complejo de comportamientos recurrentes o, quizás más exactamente, es el conjunto sistemático de nuestros hábitos en actividad.
En el plano pedagógico se puede extraer la conclusión que el educando será instando a repetir, hasta la adquisición de un hábito, las respuestas que le produzcan resultados satisfactorios, evitando los que le den negativos. La pedagogÃa humanista, como caracterÃstica general, tiende a la suavización de la disciplina, siendo claro que, no obstante, esta tendencia a la suavización la sociedad moderna ha hecho prevalecer, aunque no exclusivamente, hasta medio siglo pasado, el castigo y la amenaza del castigo. Ahora, independientemente de cualquier juicio de valor relacionado con la dignidad de la persona, existe un planteamiento frÃamente cientÃfico que afirma que la punición no sirve para nada y, por lo tanto, es necesario, en la educación apoyarse en la recompensa; subrayando que la constricción, entendida como la acción de obligar a algo, es ampliamente deseducativa y solo capaz de desencadenar agresividad, neurosis y una disimulada hipocresÃa.