Al mismo tiempo los Obispos muestran su preocupación por la realidad de la Familia, frecuentemente amenazada por factores negativos: violencia, abandono, desintegración y pobreza tanto espiritual como material. Agradecen a las autoridades y al pueblo de Bolivia que han facilitado a muchas familias proyectos de vivienda y servicios básicos. Piden para que la misericordia se haga visible y resplandeciente en la defensa de la familia y de la vida humana en todas sus etapas desde la concepción hasta la muerte natural.
"Alentar a todos para ser signos de misericordia y cercanÃa allà donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo" y acoger a los divorciados y a los abandonados siguiendo la lógica de la misericordia pastoral (Cfr. Amoris Laetitia 5 y 242). Acompañar a las familias en situaciones de fragilidad, consolidando equipos de apoyo para el proceso abreviado de los decretos de nulidad matrimonial, según las instrucciones del Papa. Convocar una "Semana Nacional de la Familia" a celebrarse cada año en la Tercera Semana de Adviento.
Además, los Obispos denuncian algunos factores negativos en la sociedad: "el discurso ideologizado y la polÃtica de confrontación que vivimos, manifestándose en permanentes conflictos y bloqueos y además en la descalificación y persecución de cualquier voz contraria al oficialismo". Todo ello genera división en la sociedad, angustia entre los discapacitados, muerte en el conflicto minero y luto en el pueblo entero.
Por eso lamentan que algunos cristianos en vez de testimoniar el Evangelio de la misericordia agudizan el dolor de muchas personas. "La polÃtica debe ser un ejercicio al servicio del bien común, de unidad en la diversidad, de capacidad de diálogo y entendimiento, de la práctica de concertar y no de enfrentar. Necesitamos vivir principios y valores fundamentales para el cuidado de la sociedad".
Hay que actuar con misericordia en base a la verdad y al respeto, especialmente "a favor de los más vulnerables y descartados: privados de libertad, discapacitados, enfermos, y personas en situación de pobreza extrema". Como opuestos a la sacralidad de la vida se rechazan "los feminicidios, los linchamientos, la trata y el tráfico de personas, los abortos provocados, y todas las formas de violencia persistentes en la sociedad".
Se debe "vivir la misericordia en la práctica de la justicia, a veces instrumentalizada por intereses polÃticos y por la corrupción". El uso de la prisión preventiva sin sentencia judicial y por largo tiempo, vulnera el derecho a la presunción de inocencia, ocasionando condiciones inhumanas en las cárceles. Se unen al clamor histórico del Pueblo Boliviano por una Justicia confiable, ágil e imparcial.
Los Obispos se preocupan por los estragos ocasionados por el calentamiento global y por la sequÃa. Llaman a un cuidado más efectivo de la casa común, evitando toda forma de contaminación. Al mismo tiempo elevan rogativas para que Dios misericordioso permita al pueblo gozar del agua, don y fuente de vida.
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