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Domingo 20 de noviembre de 2016

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Cultural El Duende

Juan Gelman el inquilino de la soledad

20 nov 2016

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Justo cuando me aprestaba a preparar esta nota sobre Juan Gelman nos llega la milagrosa noticia. La nieta de Gelman, nacida durante el cautiverio de su madre en las cárceles de la dictadura castrense, ha sido encontrada, no en Argentina, sino en Montevideo, gracias al inagotable tesón de su abuelo y a la solidaridad de cientos de intelectuales que presionaron a las autoridades uruguayas desde todos los rincones del mundo. Un final feliz para una historia sumamente cruel e infeliz.

Amenazado de muerte por la Alianza Anticomunista Argentina, Juan Gelman se exilió en Italia en abril de 1975. El volumen que nos ocupa, Interrupciones 2, es producto de ese exilio, y aunque la edición de Seix-Barral es de 1988, reúne libros escritos en Roma y París entre 1980 y 1985.

No es fácil hacer una poesía del exilio. El poder de la motivación no es suficiente. A fin de cuentas, lo que se está intentando es plasmar el desgarramiento original en una forma artística convincente, y la verdad de las emociones no basta. Además, no sólo se trata de escribir del destierro mismo, sino también de las trágicas causas que lo originaron, de los amigos y seres queridos que desaparecieron, de las cosas que se dejaron atrás y del estado actual de la patria lejana; es decir, de todas las nostalgias que hacen sufrir. �sos son precisamente los temas del libro de Gelman. Y sus muertos entrañables son su hijo Marcelo Ariel, asesinado por la dictadura a los veinte años ("Ahora pasó mi hijo volando por aquí / el rostro de mi hijo volando"), y otras víctimas de la represión, como los escritores Francisco Urondo y Rodolfo Walsch.

La forma artística que el poeta ha elegido para configurar su mundo interior es una superposición de dos tradiciones poéticas distintas, que a primera vista parecen contradictorias. Una de ellas privilegia el lenguaje coloquial y se basa en experiencias reales del individuo, que trascienden lo singular y reflejan el dolor y los conflictos de toda una comunidad. El sentimiento de solidaridad es central en este tipo de poesía. Un paradigma de la modalidad descrita es el libro Poemas humanos, de César Vallejo. La otra se liga al llamado Nonsense, que en Chile tuvo a Vicente Huidobro entre sus cultores más imaginativos. Se funda en la elaboración de imágenes absurdas y tiene una fuerte atracción hacia lo lúdico. La estética del Nonsense, como la del creacionismo huidobriano, pretende distanciarse de la realidad y por ello entra en conflicto con la tradición vallejiana. La originalidad de Gelman no consiste en la ilusa idea de partir de la nada o del cero absoluto; consiste en asumir esas dos tradiciones y en neutralizar dialécticamente el choque entre ellas: "De la mirada de un compañero crece un árbol / regado por las muertes del compañero".

La sección del libro en la que dicha amalgama se observa con mayor nitidez es la titulada "Los poemas de Julio Grecco". Este poeta imaginario es uno de los heterónimos de Gelman. Su otro doble, también presente en el libro, es José Galván. Los dos serían combatientes que murieron luchando contra la dictadura militar argentina. En 1969 Gelman ya había utilizado estos desdoblamientos en los textos que se ofrecían como poemas del ficticio Sidney West, supuestamente traducidos del inglés al español.

La primera parte de Interrupciones 2 es un conjunto de 26 prosas y tiene un título bastante elocuente: "Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota)". Aquí Gelman reflexiona, recuerda, analiza, reacciona, protesta, frente a la magnitud de la tragedia. Dice: "Los exiliados son inquilinos de la soledad. Pueden corregir su memoria, traicionar, descreer, conciliar, morir, triunfar. En este último caso se miraron la cara como si fuese suya: estaba llena de traidores, descreídos, conciliadores, muertos y también de compañeros que murieron con fe y arden en la noche y repiten sus nombres y no dejan dormir".

Si hay un poeta hispanoamericano que podría suscribir el verso de Vallejo "Quiero escribir pero me sale espuma", ése es Juan Gelman. Uno puede percibir su lucha por decir mucho más de lo que el lenguaje le permite decir; uno puede sentir que el idioma se le hace insuficiente y que se ve obligado a inventar neologismos y a apretarle el cuello a la sintaxis, hasta conseguir un habla bonaerense, a la vez comunitario y personal. Poeta desenfadado, crítico, irónico, mordaz, pero no exento de ternura. Poesía política la suya, sin duda, pero de gran autenticidad y eficacia. Porque si hay algo que Juan Gelman tiene claro es esto, y lo dice sin ambigüedades: "Pero yo vine a hablar de la belleza".

Oscar Hahn. Poeta, ensayista y crítico chileno (1938)

Tomado de "El Mercurio" 06.05.2000

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