Lula defiende versatilidad como rasgo clave para un gobernante
10 may 2010
Fuente: Madrid, 9 (EFE).-
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El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se define en una entrevista publicada hoy como un ciudadano "multiideológico", que entiende el poder como "una carrera de obstáculos" y que es capaz de llevarse bien con jefes de Gobierno tan diferentes como José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero.
Lula refiere al diario español El País sus concepciones sobre la política interior de Brasil, las relaciones exteriores, la situación de la ONU o incluso temas tan espinosos como el aborto, del que se dice "contrario", aunque admite que se trata de una cuestión de "salud pública".
Además, adelanta algo sobre lo que hará al dejar la presidencia brasileña, el próximo 1 de enero.
"Voy a salir del Gobierno habiendo cosechado un montón de políticas exitosas y quiero compartir ese aprendizaje, esa auténtica lección vital, con países más pobres de América Latina y de África", señala Lula.
Entre esos éxitos de su Gobierno, incluye "el coraje de enfrentarse a la crisis, en vez de quejarse".
Subraya que cuando llegó al poder "Brasil no tenía crédito, no tenía capital de trabajo, ni financiación, ni distribución de la renta", por lo que resolvió "que era preciso primero construir el capitalismo para después hacer el socialismo".
Ahora, al finalizar el mandato, dice aprovechando el tirón que sus palabras pueden tener en la campaña electoral en marcha en su país, "habremos creado más de catorce millones de puestos de trabajo en ocho años. Sólo China e India pueden competir con una realidad así".
No es tímido tampoco a la hora de considerar los efectos futuros de las políticas adoptadas bajo su mandato: "Si la economía sigue creciendo entre un 4,5 por ciento y un 5,5 por ciento, en 2016 (Brasil) puede constituir la quinta economía mundial".
No obstante, reconoce haber fracasado a la hora de procurar mayor agilidad a la reforma del Estado: "desde que tomamos una decisión hasta que se ejecuta nos topamos con quinientos obstáculos en nombre de la democracia".
Y es que, subraya, "el momento más extraordinario del poder es el periodo entre el día de la victoria y la toma de posesión. Luego uno ve que las cosas no son tan fáciles, estás ante una carrera de obstáculos".
Una de las cosas que dice haber aprendido es que "un jefe de Estado no es una persona, es una institución" y "tiene que llevar a cabo los acuerdos que sean posibles".
Por ello, "no puede ser que me guste un presidente porque es de izquierdas y otro no, por ser derechista. Me llevé bien con Aznar y me llevo bien con Zapatero; tengo que relacionarme con (Sebastián) Piñera en Chile igual que lo hice con (Michelle) Bachelet".
"En el Ejercicio de poder -subraya- soy un ciudadano ¿cómo diría...? multinacional, multiideológico, ¿no?".
Lula insiste en que su país no tiene intención alguna de convertirse en una potencia militar de la región y apunta en ese sentido que sus fuerzas armadas son solamente las "adecuadas para garantizar la seguridad del pueblo".
Fuente: Madrid, 9 (EFE).-
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