De acuerdo a un detalle incompleto que manejan dirigentes de organizaciones vecinales, en nuestra ciudad hay por lo menos quince mercados instalados, la mayorÃa en sectores periurbanos, que sirven a ciertos barrios, aunque no tienen todos los servicios deseables de atención para la vecindad, como tampoco están debidamente implementados, pero son sitios de abasto con pocos comerciantes en su interior, muchos puestos vacÃos, pero buena cantidad de vendedores irregulares, indisciplinados fuera de los mercados.
Esa es la caracterÃstica que predomina de manera generalizada en el sistema de funcionamiento de los centros de abasto, una situación permisible por las autoridades correspondientes y una posición atrabiliaria que defienden algunas organizaciones gremiales, aduciendo el derecho de libre comercio como sustento de vida.
Es cierto que para mucha gente, exponer cierto monto posiblemente de ahorros, sacrificadamente logrados, o la inversión de medianos capitales, convierte a gente desocupada en activo comerciante, incorporándose de ese modo al enorme contingente de los trabajadores informales, ese grupo que es la causa de los males que alteran los derechos ciudadanos, al ocupar la vÃa pública y no ubicarse en los puestos que existen en más de una decena de mercados.
La autoridad municipal admite tal situación, no tiene medidas actualizadas para frenar este crecimiento del comercio irregular, mientras los grandes mercados están totalmente saturados, por lo menos dos ya colapsaron y ese "rebalse" de comerciantes ocupa las calles aledañas, mientras los mercados vecinales están semivacÃos.
La situación de los mercados Campero y FermÃn López, no da margen a ninguna solución de ordenamiento de gremiales, el caso del mercado BolÃvar tiene problemas en su infraestructura y casi siempre está en reparación, pero al mismo tiempo es el centro que tiene muchos puestos desocupados, mientras las autoridades permiten que en su entorno existan comerciantes que deberÃan ser obligados a instalarse en el interior del mercado.
Otros mercados como el Tagarete, que reúne a comerciantes mayoristas y que muestra cierta organización, los otros abiertos y desorganizados han crecido más allá de las áreas definidas como el mercado Young, el Kantuta, el Max Fernández y otros que se extienden descontroladamente por el gran número del comercio informal.
Todos tienen derecho a ganar el sustento diario como sucede con los comerciantes de mercados, muchos agrupados en diversos sindicatos y estos engrosando las federaciones gremiales, que lamentablemente no trabajan en función del respeto a los derechos ciudadanos y el sistema urbanÃstico, por lo mismo no "acomodan" o ubican a sus afiliados en los puestos de los mercados de barrios y por otro lado, incumplen las regulaciones urbanas que definen el uso de aceras para la circulación de personas y el de calzadas para los vehÃculos.
Si se trata de revisar, modificar y consensuar el proyecto del Mercado Central, hay que retomar iniciativas, porque eliminar el proyecto constituirÃa un alevoso daño a los anhelos y necesidades de nuestra colectividad.
Fuente: LA PATRIA
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