Y la democracia sigue su curso en uno de los paÃses más poderosos de la tierra. Huelga decir que en más de doscientos años de vida libre, Estados Unidos nunca tuvo irregularidades como ser golpes de estado o intervenciones militares, exceptuando aquel bullado caso Watergate, que terminó con el impeachment de Richard Nixón y que fue resuelta con aplicación estricta y justa de la justicia norteamericana, manteniendo siempre una democracia que es reconocida como una de las más sólidas y serias del planeta.
Causó conmoción la sorpresiva victoria de Donald Trump, mostrándonos, una vez más, que aquello de las encuestas no merece mucha fiabilidad y, además, crea falsas expectativas. En verdad todas y todos queremos saber anteladamente si ganará nuestro candidato o aquel de la otra vereda. Y, bueno, lo más sensato es tener la suficiente paciencia para aguardar el recuento real y final de la justa electoral. Lo otro sólo nos causará pena, desazón y malestar.
ALTERNANCIA
Un pilar básico y fundamental de la democracia es la alternancia que tiene que haber en el ejercicio de la administración de un estado. El ejemplo claro lo da Estados Unidos, donde ya desde mucho tiempo atrás las preferencias ciudadanas se han polarizado en dos corrientes denominadas los Demócratas y los Republicanos.
Entre tanto, los dos periodos constitucionales de Barack Obama ya forman parte de la historia y Donald Trump tendrá la misión de seguir escribiendo la historia de su paÃs. Si convence a su pueblo, podrá gobernar un periodo más, luego habrá que respetar la sabia alternancia.
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