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Ante mis ojos tengo el cartel de la Asociación de Amigos de Iván Turguenev, Pauline Viardot y Maria Malibran.
¡Qué veloz corre el tiempo!
Hace poco un cartel tradicional idéntico notificaba el solemne comienzo de las labores de restauración de la casa de Turguénev en Bougival. La primera viga en el fundamento la colocó el Embajador de la Unión Soviética en Francia. FlorecÃan los plátanos. CaÃa una templada lluvia primaveral que el viento habÃa traÃdo de algún lugar de La Mancha.
Asà pues, en 1893 se cumplen 100 años de la muerte de Turguénev (1818-1883). Murió en Francia, lejos de su patria, en Bougival, en la casita que construyó en el territorio de la finca de su amiga Pauline Viardot. Esta casita, que los franceses no denominan de otra manera que la isba, fue la última morada terrena del escritor.
Pauline Viardot, que sobrevivió muchos años a su gran amigo ruso, terminó sus dÃas ya no en Bougival, sino en ParÃs. Después de su muerte, parece que el alma habÃa abandonado la finca.
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El cerco de piedra que otrora rodeara la propiedad de Viardot y la casita de Turguénev se derrumbó; se vinieron abajo las puertas de entrada, de las cuales se conserva sólo una placa con la inscripción que dice que allà habÃa vivido y muerto Turguénev. Ahora la placa cuelga de uno de los árboles plantados en aquella época.
La finca de Viardot y la casita de Turguénev hoy dÃa son lugares de peregrinación, y en el libro de visitas que yace sobre la mesa redonda en un salón de la casa de Viardot pueden verse numerosos apellidos franceses y rusos de admiradores conocidos y anónimos de Iván Turguénev, de Paulina Viardot y MarÃa Malibran, hermana de Pauline también notable cantante, poseedora de un bello mezzo-soprano.
Sobre el mundo se desencadenaban las tempestades de guerras y revoluciones. Parte de Europa yacÃa en ruinas. Mas el destino conservó Bougival. Dos casas -una de Pauline Viardot y otra de Iván Turguénev- seguÃan en pie, aunque las iba desmoronando el implacable tiempo.
Esta lenta destrucción casi desapercibida continuaba hasta que en cierto momento se fundó la llamada Asociación de Amigos de Iván Turguénev, Paulina Viardot y MarÃa Malibran. Esta organización social ruso-francesa, formada de entusiasta, cientÃficos y simplemente hombres corrientes aficionados al arte tomó en sus manos el quehacer de conservar y restaurar ese valor cultural universal: las dos casas que, dirÃase, simbolizan la unidad espiritual de los genios del arte ruso y francés.
Ya en nuestros dÃas, desde hace algunos años, se están efectuando los trabajos de restauración con el concurso de los alcaldes de Bougival y Saint-Cloud, que no dejan de enorgullecerse de que en los territorios de sus alcaldÃas se encuentren valores tan preciados.
En general, toda la actividad de la Asociación, asà como los trabajos de restauración, se llevan a cabo bajo el patrocinio del Ministerio de Cultura de Francia, de la Academia de Gouncourt, cuyo miembro es también el autor de estas lÃneas, y por la sociedad de amigos de Flaubert, Zola, Daudet y Maupassant, a los que ligaban con Turguénev estrechos lazos de amistad y comunidad de opiniones estéticas. (Maupassant incluso de proclamó discÃpulo de Turguénev). Gran papel en la noble causa de conservar la finca de Bougival desempeña el Ministerio de Cultura de la URSS que presta ayuda material y envÃa muestras para poner en orden la casa de Turguénev y transformarla en museo.
De vez en cuando en Bougival se organizan exposiciones, veladas literarias, se proyectan pelÃculas con argumentos de obras de Turguénev, asà como se celebran muestras que cada año atraen a más y más amantes de la literatura o simplemente a turistas.
Antaño remota y abandonada finca, se convirtió hoy en uno de los más notables centros culturales de Francia, porque con el nombre del escritor ruso y los de las dos grandes cantantes francesas se vincula toda una pléyade de famosos pintores, compositores -como por ejemplo, Gounod, Bizet- y algunos filósofos.
En ParÃs aparecÃan en las carteleras cada vez nuevas noticias sobre la marcha de las obras de restauración en la famosa finca.
Apareció asimismo el cartel que informaba que en Bougival se celebrarÃa una exposición donde entre otras muestras podrÃan apreciarse materiales vinculados con cinco amigos de Turguénev: Flaubert, Goncourt, Zola Daudet y Maupassant.
Pese al mal tiempo, con viento que traÃa de la parte de La Mancha lluvia y niebla, se reunió mucha gente. La gente llegó en autobuses y coches particulares de ParÃs y otras ciudades de Francia.
El tradicional cartel rojo con el retrato de Turguénev y la "isba" del escritor prometÃa la participación de un grupo de conocidos escritores franceses y de un ruso que venderÃan sus libros autografiados. Toda la recaudación de la velada irÃa al fondo de la Asociación.
Muchos visitantes que habÃan recorrido ya las salas de la exposición se agolpaban ante la mesa estudiando con curiosidad a los "escritores vivientes" y hojeando sus libros.
La venta transcurrÃa con gran animación, y las manos de los literatos se cansaron de firmar constantemente autógrafos.
Alrededor, en los estantes encristalados y en las paredes se veÃan materiales ligados con Turguénev: artÃculos de revistas, cartas, reseñas, dibujos, originales o en fotocopias. Entre ellos atraÃa la atención un pequeño libro de Edmundo Goncourt La fille Elisa con la dedicatoria del autor para Turguénev. Es una reliquia que testimonia la amistad que unÃa a estos dos escritores.
Mas, pese a las numerosas muestras interesantes, el centro de atención se hizo el gran retrato de Turguénev enviado de la URSS.
Según las condiciones de la aduana francesa, ese retrato podÃa hallarse en Bougival no más de 24 horas y debÃa ser devuelto por vÃa aérea a la Unión Soviética.
Sin embargo, esa estancia de un dÃa produjo un efecto sensacional. Fue algo simbólico el que la imagen del gran escritor ruso apareciera en Bougival, a varios miles de kilómetros de Rusia, en los bellos parajes donde Turguénev pasó tantos años y donde murió al lado de la mujer a la que amara toda su vida; pasó junto al centenario plátano de follaje amarillo y el centenario sauce llorón que dejaba caer sus largas ramas, aún verdes, en el agua del Sena, cubierto de azules cabrillas del otoño temprano.
Fue aquel el famoso retrato de Turguénev, del pincel del admirable pintor Jarlámov, perteneciente a la pinacoteca del Museo Ruso de Leningrado y hecho en 1872, diez años antes de la muerte del escritor. Creo que por el frescor de los tintes, por la profundidad del contenido y la proximidad al original es el mejor retrato de Turguénev.
Iluminado desde todos los ángulos por los reflectores de la TV y los flash de los reporteros gráficos, el lienzo descubrÃa ante los visitantes la poderosa figura, la tupida cabellera cana y la mirada pensativa de profeta, convirtiéndose en el núcleo de la exposición.
Todas las miradas estaban imantadas por la prodigiosa obra de pintura, por la mirada pensativa del hombre en ella representado.
Quisiera aducir aquà una pequeña cita del libro del poeta Afanasi Fet Mis recuerdos, dedicada a la famosa cantante francesa. He aquà lo que pone:
"Viardot cantaba unos cánticos ingleses y una piezas musicales que me causaban poco efecto por no ser músico. No tenÃa el programa y me aburrÃa escuchando incomprensibles cuartetas y un canto incomprensible que encantaban, por lo visto a Turguénev.
"Pero, de pronto madame Viardot se acercó al piano y con una pronunciación impecable cantó en ruso Ruiseñor mÃo, ruiseñor.
"Alrededor los franceses aplaudÃa ruidosamente; en cuanto a mÃ, la inesperada interpretación magistral de una romanza rusa me provocó tal entusiasmo que tuve que contenerme para no desbordarme de una manera loca".
Turguenév, que dominaba a la perfección el francés, y Viardot, que dominaba a la perfección el rusoÂ? ¡Verdadero ejemplo de la amistad ruso-francesa, a la cual, en fin de cuentas está dedicada toda la actividad de la Asociación de Amigos de Iván Turguénev, Pauline Viardot y MarÃa Malibran, Asociación que transformó Bougival en foco de la amistad ruso-francesa!
* ValentÃn Katáev. Escritor Soviético (1877-1986). Miembro de Gouncourt
De: "Literatura Soviética"
Nro. 12, 1983.