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Domingo 06 de noviembre de 2016

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Revista Dominical

La dinámica simbólica y cultural del día de Todos Santos

06 nov 2016

Por: Paola J. Ríos Reyes

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Los primeros hombres que habitaron el globo terráqueo sepultaban a sus muertos con todos los elementos que le rodean de la naturaleza, al principio con piedras, posteriormente ramas y tierra, después buscaron edificar monumentos para recordarlos a pesar de la muerte, siguiendo, más adelante serán enterrados con los que se identificaban, les gustaba y poseían, sus armas de piedra y osamentas. Pasaron muchos miles de años y el hombre practica la conservación del cadáver, para poder prolongar la vida del difunto, los egipcios quieren perpetuar más allá a sus muertos y buscaron mecanismos como la momificación, esperando que un día vuelvan a la vida, la iglesia cristiana impulsa los velorios, todos atribuidos a perpetuar de alguna manera la vida pasada de ese actual difunto, de allí una manera de perpetuar la existencia de los difuntos es la celebración de Todos Santos, recordar al que no se encuentra en este espacio pero un día estuvo con nosotros.

Dentro de nuestra sociedad, existen espacios socioculturales de retribución dentro de diferentes contextos, como ser fiestas patronales, festividades culturales costumbristas, una de esas prácticas culturales más común, manejada dentro de nuestro contexto es justamente la retribución que es dar, recibir y devolver, que engloba la cosmovisión identitaria de nuestra región, compartir prácticas ancestrales en comunidad, es una característica de Todos Santos, donde los lazos familiares y de amistad se manifiestan de manera latente, y se exteriorizan bajo un eje central que llega a ser "el alma del difunto", donde el nombre bautismal del extinto es motivo de preparación para su llegada y así empieza el ajetreo del preparado de masitas, decorado de mesas, y los rezos característicos de la festividad de Todos los Santos.

No es de extrañarse que en las viviendas orureñas y bolivianas, existen más de un alma que a pesar de los años, incluso décadas de su deceso los recuerdan esperando la visita dentro sus hogares.

Las costumbres van variando en torno a las realidades de cada región, entre el altiplano, valles y trópico, inclusive dentro de cada departamento de población a población, los elementos culturales, simbólicos se van incorporando, varían en torno a las realidades de su propio contexto, el clima, el espacio, prácticas laborales, creencias, costumbres, rituales, productos alimenticios de la región, son suficientes para marcar la diferencia de la celebración de Todos Santos, la costumbre tiende a ser el parámetro sociocultural que adopta cada población como su propia carga cultural de Todos Santos.

Veamos un poco el contexto dentro de la población de Salinas Garci Mendoza, sus productos que son expuestos en la mesa de sus difuntos, son elaborados con los productos del lugar, como ser masitas de quinua en forma de animales, como ovejas, llamas, vacas, las t´antawawas, las flores silvestres acompañan las tumbas, como las flores de cactus (lulala), y las flores del altiplano como las t´ikhanaka, que reflejan el espacio de vida del difunto, dentro de ese complejo significado de la vida y la muerte, donde la unión de estos dos estados, se da para otorgar significado a la celebración de Todos los Santos.

Esta festividad se complementa junto a la "psicología cultural", que llega a ser un parámetro para identificarnos, bajo el ámbito de lo que el hombre cree y sabe en estas celebraciones, la bienvenida de las almas se las realiza al mediodía del primero de noviembre, muchas familias aguardan una señal para saber que su alma ha llegado, quizá una brisa del viento, un sonido especial, diferente a lo habitual dentro de sus viviendas, sea la señal que aguardan para saber que están allí, o quizá aguardar huellas pequeñas en la tumba, después que la abuela haya soplado harina blanca en la mesa preparada para el difunto, quizá esto o lo otro, nos dé la señal esperada, para saber que las almas estuvieron aquí junto a sus seres queridos. De cualquier manera muchos afirman sentir la mano de algún familiar por la espalda o cuerpo, otros que escuchan voces, sin duda estos síntomas responden a parámetros subjetivos que es parte de la psicología cultural, señales que serán esperadas por los familiares, y sientan que sus muertos permanecen por estos días junto a ellos, inclusive quejarse al difunto frente a la mesa para avisarle que algún miembro de la familia se está portando mal, piden que el difunto lo castigue y a la vez guie los pasos, toda esta dinámica es parte de la psicología cultural, lo que piensan, lo que sienten los miembros de una sociedad en estos días en particular.

El discurso habitual del significado de las mesas con todos sus elementos juega un papel costumbrista relevante, pero ya no primordial, puesto que otras categorías culturales se suman al momento de armado de mesas año tras año y es vigente, aceptada dentro de nuestro contexto, innovaciones se aceptan y se las practican especialmente en la innovación de ideas por los artesanos que trabajan con el dulce, contradictoriamente es fácil dejar en el olvido prácticas ancestrales, donde en el armado de tumbas sólo tenían flores del lugar.

Nos encontramos con el armado de la tumba de la almita "Juan Carlos", preparada dentro la Carrera de Antropología, donde el armado de la mesa con flores, le da un toque particular, y significativo a la perpetuación de la vida después de la muerte, y se rescatan las prácticas culturales de nuestros antepasados, al momento de armar una tumba llena de flores, práctica olvidada en el tiempo pero recordada y rescatada en la actualidad por la carrera de Antropología.

Hablar de la muerte es parte de la vida, sin embargo en todas las culturas dependiendo de su contexto, expresan a su manera recordar a sus difuntos respondiendo a sus diferentes patrones culturales.

Se considera que la cultura es dinámica y al pasar de los años en las tradiciones se van incorporando diferentes elementos, la esencia de compartir, celebrar y retribuir al alma, la esencia no cambia, pero la dinámica cultural de festejar las tradiciones responderá a ese dinamismo que el hombre incorpora año tras año, para recordar a sus difuntos, incorporar nuevos elementos es parte del hombre, y la dinámica cultural que adquiere en el tiempo, si el hombre a un inicio sólo utilizó la piedra para enterrar y recordar a sus difuntos, hoy en día adoptamos diferentes parámetros, pero con la misma esencia de la retribución y perpetuidad de la vida del difunto recordado, es parte de la cosmovisión del hombre sobre la faz de la tierra la perpetuación de la vida después de la muerte.

Aceptar nuestras tradiciones es reconocer quiénes somos, y al reconocer quiénes somos� sabemos a dónde vamos.

Reconocer y valorar nuestra identidad es vivir bien.

-Entrevista realizada al Lic. Víctor

Escalier Peña, docente de la carrera de Antropología

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