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La Real Audiencia de Charcas integrada por el más alto tribunal militar español tenÃa la tarea de administrar la vasta planicie demográfica de Hispanoamérica, cuyo extenso territorio abarcaba desde el Perú, Chile, Paraguay, Bolivia y Argentina hasta el sur de Buenos Aires. Su jurisdicción en lo judicial, polÃtico, administrativo, militar y religioso. Por el apoyo recibido del Rey Felipe II, llegaron los primeros jesuitas al Perú en 1568, su misión se circunscribÃa al apostolado y a la educación de los hijos de los españoles. La jerarquÃa eclesiástica que controlaba las colonias americanas era la misma que en Europa.
La obra misional jesuÃtica
Una de las obras más importantes que realizaron los padres de la CompañÃa de Jesús, durante los casi doscientos años de su vigencia (1576-1767), en Hispanoamérica colonial, fue la de evangelizar a miles de indÃgenas en los más de sesenta pueblos misionales que fundaron a lo largo del territorio de Charcas, pero también fue trascendental su aporte a la educación, ya que una vez establecidos en las principales ciudades americanas, aparte de construir casas e iglesias, fundaron colegios y universidades; tanto para beneficio de hijos de españoles, como también para los hijos de los nobles indÃgenas, lo cierto es que no hubo desde un principio marcada discriminación.
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Uno de los medios que los jesuitas pusieron en práctica para evangelizar, fue de concentrar o reducir en asentamientos fijos, denominados "Reducciones o misiones", a las antes dispersas nómadas o seminómadas etnias indÃgenas de la selva. En la Europa de siglo XVI, si bien aún se ponÃa en duda la "naturaleza humana", y el alma de los salvajes de cualquier lugar de la tierra, los jesuitas, al igual que los europeos instruidos, defendÃan su naturaleza humana y su especial inteligencia.
La pedagogÃa usada para la educación de los indÃgenas en las reducciones jesuÃticas de Charcas, recorrió a una estética (en Arquitectura, escultura, pintura, música, danzas, teatro, etc), orientada fundamentalmente a los sentidos y al intelecto para lograr que el nativo antes sólo cazador y recolector, se siente en comunidades donde reinaba el régimen de la razón.
De esta manera se efectuó paulatinamente a una transición de una actitud indÃgena pasivo-defensiva- y de simple subsistencia, a un estado activo de goce comunitario, de trabajo organizado de siembra y cosecha, de creación con el disfrute espiritual de la contemplación de lo creado. Por ejemplo, los indÃgenas con la ayuda de los sacerdotes, construÃan sus propios instrumentos musicales, intervenÃan en la creación de partituras, formando coros a varias voces y orquestas magistralmente organizadas; que perdurarán en la actualidad, especialmente en el Oriente boliviano. La creación y ejecución virtuosa de la música, alcanzaban los más altos niveles de belleza universal. Según Leibinitz "La música es el ejercicio aritmético del espÃritu, que no es consciente de los números "y fue precisamente la música el medio decisivo para alcanzar el éxito en las misiones jesuÃticas. La vasta e inconmensurable, como magnÃfica obra estilo barroco de los jesuitas, plasmada en su totalidad como "Obra de arte", para la humanidad, y reflejada en elocuentes imágenes maravillosas de retablos, altares, fachadas e iglesias propiamente dichas, es elocuente muestra de sabidurÃa y destreza misional y religiosa.
Los jesuitas se establecen en 1611, en la Villa de San Felipe de Austria, denominada hoy Oruro, inmediatamente se construyen la Iglesia y colegio donde se dictaban cátedras de gramática y latÃn. Algunos años después, amplÃan la residencia y la Iglesia gracias a la ayuda de don Fernando Valencia, azoguero español, quien donó para dicha construcción alrededor de trece mil pesos, la portada principal de la iglesia era de estilo barroco, se encuentra reconstruida, actualmente la iglesia del Socavón; el púlpito y muchos otros elementos del retablo y parte de alfarje, la cubierta y el arco triunfal se encuentran en la iglesia de San Miguel de la rancherÃa. Lastimosamente en el presente artÃculo no figura absolutamente ninguna imagen de lo mencionado lÃneas arriba.
El origen en el tránsito sociocultural sin ninguna distorsión y difundir mediante varios medios de comunicación de gracia el exterior el maravilloso acervo cultural de lo nuestro.
La expulsión 1767
Los jesuitas, irreductible bastión de fidelidad al Papa, eran considerados como los peligrosos defensores de la filosofÃa polÃtica Tomista, contraria a cualquier tipo de absolutismo: En la confabulación anti jesuÃtica europea del siglo XVIII, también fueron acusados de ser intrigantes, de inmiscuirse en polÃticas de Estado, de enriquecimiento ilÃcito y de tratar de crear estados independientes dentro de territorios monárquicos.
Otra acusación que pesaba sobre la Orden era la de participar en revueltas populares, tanto en España como en América y especÃficamente en Paraguay cuando se aprobaron los nuevos lÃmites entre España y Portugal en 1750.
La expulsión de los jesuitas de los reinos católicos, comienza en el año 1759, cuando José Manuel I, Rey de Portugal, decreta la supresión de la CompañÃa y dispone la salida de los jesuitas de todos los territorios. Algunos años después en 1762, Luis XV, Rey de Francia, firma el decreto de disolución de esta Orden, expulsando a los jesuitas de Francia y sus colonias.
Por cédula real de 27 de febrero de 1767, el Rey de España, Carlos III, firma el decreto de extrañamiento de los regulares de la CompañÃa de Jesús en todo su reino, incluidas las colonias en América y Filipinas. El decreto de expulsión luego del largo viaje, es entregado el 19 de julio de 1767, en la sede de la Real Audiencia de Charcas. Su presidente Juan MartÃnez de Tineo. Con el oidor Joseph López, Lizperguer apesadumbrados, tuvieron que obedecerlo. Este decreto, mediando la tardanza de las comunicaciones de la época, comenzó a ejecutarse en todas las ciudades y reducciones. Cientos de religiosos, sin importar la edad ni la condición fÃsica, tuvieron que salir caminando, en medio de la tristeza y los llantos de la gente a la que tanto habÃa amado. De esta manera, al martirio y asesinato que sufrieron muchos de ellos por parte de los indÃgenas en el inicio de su misión, se sumaron las muertes de los que no resistieron el dolor de la injusticia y los rigores de la fatiga, la pobreza y el hambre en su partida.
Ese fue el final de aquella utopÃa, que lejos de ser algo imaginario, ideal irrealizable, fue construida por la humanidad y tuvo un lugar concreto, donde se desarrollaron. Se llamaron misiones jesuÃticas en la Real Audiencia de Charcas. Sin embargo, la gigantesca obra educativa y misión conseguidas por unos cuantos jesuitas, aún siguen rindiendo sus frutos, más de 200 años después. Perviven en los pueblos aún activos, la moral, la devoción y la entrega al prójimo, aprendida del testimonio de los jesuitas.
En la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, gracias a las avanzadas enseñanzas jesuÃticas, germinó la idea de independencia para el continente hispanoamericano, sus artes y sobre todo la pintura y la antigua música barroca misional, son rescatadas revalorizando sus admiradas como obras excelsas en el mundo entero. Algunos templos de las reducciones como universidades y colegios de las ciudades, además estancias vienen siendo bellamente restaurados. La Unesco ha inscrito en su totalidad este patrimonio artÃstico y cultural de la humanidad.
REF: Resumen y compilación del texto: La Obra JesuÃtica de la Real Audiencia de Charcas (Perú-Bolivia-Argentina-Paraguay). Autores: Roberto Salinas I Zurza-Mario Linares Urioste. Segunda Edición de 700 ejemplares. Edit. Tupaj Katari-Nov. 2015. Sucre-Bolivia.