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Domingo 09 de mayo de 2010

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Revista Dominical

Poder vs. periodismo, decisión inequívoca

09 may 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Juan Carlos Treviño

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El periodista debe ser independiente en toda la extensión de la palabra, pero no basta simplemente con serlo, también debe parecerlo desde la inicial base simbólica, por tanto se tienen que configurar condiciones para que la opinión pública “crea la verdad publicada”, aunque es prudente referirnos al hecho de que no existen verdades absolutas, sin embargo la hipotética acción de reclinarse en los cómodos y amplios cojines de la política, complican la necesidad planteada.

Estudiosos en periodismo y problemas comunicacionales sostienen que existe una delgada, impermeable e imperceptible línea que separa a la política partidaria del periodismo, algo así como la tentación propuesta por George Lucas en la saga de la guerra de las galaxias.

Nos referimos a: “El Lado Oscuro de la Fuerza”, este poder de la Fuerza no es gratuito, este poder crea una gran tentación de pasarse al Lado Oscuro (Política), es fácil de caer en él, es y da más sensación de poder en un primer momento, pero pasa factura al cuerpo, al Jedi o en este caso al periodista.

Pero si los directos representantes de este sector, los periodistas, trasponen esta especie de frontera virtual y luego tratan de retornar a ejercer la profesión, lo hacen heridos de muerte y lo que mencionamos no es una alusión fantasiosa como la ejemplificación pretérita.

Por suerte esta especie en extinción (por los últimos datos de agresión al ejercicio profesional) llamada periodista, es quizás menos incorruptible que las otras especies de “homo corruptibilis”, sin embargo, los verídicos casos de trabajadores de la prensa que abandonan su dimensión e ingresan a la política, atraviesan por una etapa de amartelo, por tanto, pasado cierto tiempo y por algún motivo trasponen esa muralla invisible, pero desafortunadamente salen mal parados, además de gravemente heridos, metafóricamente hablando, por supuesto

Estas heridas o llagas causadas por “estocadas” de la clase política inmiscuidas en el poder, resultan letales pues el profesional debe resistir, estoicamente en base a su única arma, un escudo llamado “ética del periodista”, instrumento fundamental para su ejercicio, y credibilidad con su público, con el lector, oyente o televidente al que se debe.

Sin embargo, el triste y escabroso retorno al redil de estos comunicadores, resulta cuasi imposible, pues se debe empezar nuevamente a construir su carrera, ladrillo a ladrillo, prácticamente de cero, con el aporte de la receta básica de esta noble profesión, honestidad y compromiso con la sociedad sector con el que se relaciona para la continua búsqueda de la verdad.

Tomando en cuenta estas consideraciones imaginémonos una balanza, en este expresión alegórica, el periodismo resultaría ser el elemento de equilibrio, entre el llamado poder gobernante y la sociedad que se encuentra en el ecuador de este entuerto.

Pero acá debemos hacer un alto para dejar establecida la falsedad de una concepción del pasado siglo que, sin embargo, sigue siendo esbozada en actuales facultades de Comunicación Social, esta se refiere a que el periodismo es un Poder, en algunos casos plagados de exageración se rotulaba esta idea con: el periodismo es el cuarto Poder, de forma paralela o quizás con más preponderancia que el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

¡Cosa más falsa!, pues el periodismo no es un “poder”, de lo que más bien es de potenciar la palabra de la población, que se constituye en su verdadero dueño y señor, destacando que ni los dueños de los medios en realidad lo son, en realidad se deben a la sociedad.

Por tanto el periodista debe actuar creando comunidades bien informadas, dando prioridad a los asuntos, a los problemas de la población por sobre los políticos, tomando en cuenta que en la actualidad crece la tendencia de considerar a los políticos como solicitantes de trabajo, en especial en épocas electorales, los jefes o contratantes de estos aspirantes a cargos, es decir la sociedad, es a quien se tiene que brindar mayor importancia, ampliar el espacio de atención, porque los políticos pasan, son caducos, mientras la población es perenne.

Es así que el trabajo periodístico tiene que proponer y girar sus conceptos en base a restituir el vigor a la “palabra”, hacer énfasis en fortalecer la conciencia de la sociedad, fiscalizar con mayor profundidad el accionar de instituciones públicas y privadas, pero principalmente difundir valores y dar esperanza con su labor, porque el periodista es noble y digno.

Fuente: LA PATRIA
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