Muchas trabas pretendieron desnaturalizar el sentido revolucionario de la nacionalización de las minas, además de liquidar o en el mejor de los casos arrinconar a la estatal minera, Comibol, que perdió fuerza al disminuir su capacidad económica y las posibilidades para obtener más recursos.
Una serie de hechos fueron parte de la azarosa vida de la institucionalidad minera, enfrentamientos con saldo de vÃctimas, como la masacre de San Juan y otros actos de reclamos laborales que fueron calmados con drásticas medidas como el despido masivo de trabajadores, cuando el precio del estaño se derrumbó "hasta el suelo" y solo muy pocos se aferraron luego a la continuidad en la minerÃa con el establecimiento de las primeras cooperativas.
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