En los últimos días el tema de las alfombras encargadas para cubrir, tapar o adornar los pisos de algunas lujosas oficinas del Ministerio de Finanzas estuvo dando vueltas por los espacios ya conocidos del entorno oficial por una parte, pero de manera muy particular entre los representantes de la "oposición", así denominada la parte contraria al partido gobernante, donde los informes llegan primero como "chismes" y luego se convierten en la comidilla obligada de los análisis debido a la necesidad de que ciertas cosas debe conocer el Soberano.
No muchos estaban enterados de la proporción que tendrá no sólo la oficina del ministro que maneja las finanzas, sino de una construcción de varios pisos y por lo mismo dependencias que acogerán a felices funcionarios, que por supuesto disfrutarán de mucha comodidad para el desempeño de sus delicadas funciones.
Se trata de una inversión con sentido de mejorar la infraestructura de principales dependencias del aparato administrativo nacional, a la que concurre mucha gente en pos de diversos trámites, pero también visitantes internacionales que deben captar la mejor imagen e impresión de un país que se precia de ser el de mayor sostenibilidad financiera, por reservas y proyecciones económicas.
No en vano organismos internacionales, estiman que nuestro país seguirá siendo en esta gestión, pese a la crisis de ingresos, el que tiene el mejor porcentaje en el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB). Con relación a los vecinos que confrontan variables importantes en descenso de sus finanzas.
Lo que no debe descuidarse empero, son las recomendaciones de expertos internacionales y las sugerencias de los políticos nacionales, para que se cuide la disposición de gastos de modo que no se haga mal uso de los fondos públicos, que siendo dinero de los bolivianos no puede dilapidarse en proyectos suntuarios, cuando lo correcto es que se adopten medidas de austeridad que eviten despilfarros innecesarios y generen reclamos ciudadanos, que esperan un destino utilitario, socialmente priorizado para beneficio colectivo.
Volviendo al tema de las alfombras persas, que indudablemente son maravillosas, finas e inigualables, pero por lo mismo costosas, hay quienes opinan que en el país deberíamos dar mayor importancia a lo nuestro, con lo que se convendría en hacer una compra de finas alfombras nacionales, que se lucirían orgullosas en modernas oficinas ministeriales, además que disminuiría el ítem respectivo para ganar en la muestra de un producto "made in Bolivia" y de incomparable calidad.
La situación actual tiene algunas derivaciones, por las comparaciones que se hace en función de gastos para implementar un nuevo edificio y algunas alternativas que pudiesen beneficiarse con montos parecidos, pero en pos de soluciones "sociales" para centenares de ciudadanos que están a la espera de un apoyo decidido de parte del Estado para salvar contingencias que tienen que ver con problemas de salud, con saneamiento básico, con educación o con la implementación de proyectos productivos que signifiquen fuentes de empleo y seguridad laboral.
Estamos viviendo un periodo de muchas restricciones, habrá recortes sustanciales que afectarán a gobernaciones y municipios, en realidad es una disminución en el orden financiero nacional, por lo mismo, vale la pena que se obre con cautela, con austeridad y con equidad, el ejemplo debe partir de la superioridad y en ese sentido, lo menos que se espera es que los recursos del Estado sirvan para promover nuestros valores, nuestra producción y si de alfombras se trata, no estaría mal, encargar si aún es posible, las de industria nacional.
Fuente: LA PATRIA
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