Para un hombre de fe y compromiso con la Iglesia Católica es difÃcil quedarse callado ante las repercusiones de la "intervención artÃstica" del grupo de activistas Mujeres Creando en la fachada del Museo Nacional de Arte. Yo me considero tal, pero no me voy a referir directamente a los murales pintados y despintados, ni a la ligereza de los curadores de la Siart, puesta al descubierto por el propio colectivo feminista, menos a los complejos freudianos de una activista, sino a los artÃculos de opinión, pronunciamientos y editoriales que se han publicado al respecto; algunos a favor, otros en contra, la mayorÃa manteniendo una cómoda posición, polÃticamente correcta, equilibrista más que equilibrada.
A mi criterio, casi todos los análisis han sido condicionados por dos errores de interpretación de los hechos.
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