Miercoles 19 de octubre de 2016
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La democracia es un bien para que los gobiernos actúen en marcos de eficiencia, honestidad, responsabilidad y conciencia de país; y, también, para que los pueblos tomen conciencia de ella y abandonar posiciones contrarias a la libertad y a la convivencia. Vivir en democracia es entender que los partidos políticos que deben ser sustento de ella, actúen conforme a los intereses generales del país evitando posiciones que sólo tengan en mente y propósitos "el bienestar partidario" como, lamentablemente, ha ocurrido muchas veces en el curso de nuestra historia.
El pasado 10 de octubre cumplimos 34 años de vida democrática contínua, puesto que las Fuerzas Armadas decidieron finalmente, reconocer que ellas nada tienen que ver con gestiones y administración del país, labor que está destinada a gobiernos civiles con autoridades elegidas mediante el voto en las urnas; así, pues, terminó un ciclo en que gobiernos militares se instauraron en el poder de la República como poder absoluto y, en casos, como dictadura y tiranía que el pueblo no soportaría indefinidamente.
El 10 de octubre de 1982 empezó el gobierno civil elegido en las urnas el año 1981 y que los militares desconocieron; sin embargo, los políticos que integraron la Unión Democrática y Popular (UDP), no tuvieron el tino, la prudencia, la visión y la conciencia de que gobernar es hacerlo con alta moralidad, eficiencia y responsabilidad. La anarquía política, social y económica fueron signos del gobierno udepista, hasta el extremo de provocar la peor hiperinflación que el país jamás tuvo.