En 1917, la Virgen se apareció y dio la voz de alarma precisamente al mismo tiempo que LenÃn y Trotsky llegaban a Petrogrado e iniciaban la revolución social comunista.
En Fátima nuestra Señora dijo: "Si hicieran lo que yo les voy a decir se salvarán muchas almas y tendrán paz". En su mensaje hizo pedidos generales dirigidos a toda la humanidad, y un pedido muy particular al Papa y a los Obispos.
Los pedidos generales fueron:
1) "Es preciso que se enmienden; y que pidan perdón por sus pecados. No ofendan más a Dios nuestro Señor que ya está muy ofendido".
2) "Rezad el Rosario todos los dÃas para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra".
3) "Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno, por no tener quien se sacrifique y pida por ellas", ("El sacrificio que cada uno puede hacer es cumplir su deber y obedecer Mi Ley. Esa es la forma de penitencia que Yo reclamo" - Nuestro Señor a la Hermana LucÃa).
4) En la visión final del 13 de octubre de 1917, nuestra Señora presentó silenciosamente el Escapulario del Carmen, un gesto que indica que Ella quiere que todos lo llevemos.
5) La Comunión Reparadora de los primeros sábados. El 10 de diciembre de 1925, nuestra Señora le dijo a la Hermana LucÃa:
"Prometo asistir en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación a todos aquellos que, durante cinco meses consecutivos, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y Me acompañen 15 minutos meditando sus misterios con el fin de desagraviarme".
Nuestra Señora dejó en claro por sobre cualesquier duda que lo más importante es la "metanoia", la conversión del corazón, el arrepentimiento, la renovación interior, el cambio. Dijo la Señora, que si el mundo no se convierte, se acercará a la humanidad un tiempo de gran pena, un clima trágico de oscuridad y destrucción.
En las revelaciones de Fátima hay un marcado acento sobre la pecaminosidad del mundo, y es importante observar cómo se relaciona esto con las ideas que se apuntan arriba para ayudar al mundo a recobrar la conciencia de su propia pecaminosidad. Treinta años más tarde el Papa PÃo XII declararÃa que el fenómeno más alarmante de su tiempo era que el mundo habÃa perdido el sentido de pecado.
¿Tenemos motivos para pensar que las cosas hoy han mejorado?
(*) german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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