Vital para la vida, como el agua que bebemos, elementos imprescindibles que merecen un cuidado especial, que se cumple de manera parcial. Nuestra referencia especial tiene relación con el aire que respiramos cada dÃa y que se convierte en peligro para la salud, por su alto Ãndice de contaminación.
ParecerÃa simple saber que vivimos pese al aire contaminado que absorbemos y es que la resistencia propia de cada organismo permite por adaptación natural resistir la toxicidad que se siente en las calles, debido a los gases altamente tóxicos que despiden los motorizados, con mayor incidencia los que trabajan con diesel como combustible.
Un dÃa al año y con objeto de medir con la mayor proximidad a la realidad el cuidado del medio ambiente, cada primer domingo de septiembre se cumple el dÃa del peatón, jornada en la que se prohÃbe la circulación de motorizados, salvo los de emergencia, apreciándose como resultado operativo una notoria ausencia de gases contaminantes.
El hecho es que se trata de un dÃa para respirar aire más o menos limpio, no totalmente óptimo, porque además persisten otros factores de contaminación en casi todas las ciudades y tienen que ver con la acumulación de basuras, aguas detenidas, alcantarillas desaseadas y el curso de rÃos con aguas pestilentes que mantienen las condiciones negativas que alteran el derecho a respirar aire libre.
Los vehÃculos motorizados, especialmente de servicio público y con menor incidencia los particulares, son directos responsables de la contaminación del aire en las ciudades. El parque automotor ha crecido de manera desmesurada en los últimos años, se han incorporado por razones de economÃa los que utilizan diesel y que en cada presión del acelerador despiden humo negro totalmente agresivo a la salud ciudadana.
Los coches con cierta antigüedad igualmente son culpables de este problema por la desmedida emisión de partÃculas venenosas PM10 que se esparcen sin remedio alguno en el aire que se respira en cualquier calle, pero con mayor incidencia en las de cada centro urbano donde la congestión de motorizados, constituye un abierto atentado a la salud de la población, sabiendo además que el transporte en general es responsable de la emisión del 80 al 90 por ciento de gases malsanos.
Este problema de la contaminación del aire que respiramos es un tema realmente complejo, tomando en cuenta que su mayor efecto de daño se presenta en las calles del centro urbano por la congestión de motorizados y la concentración obligada de ciudadanos, siendo estos últimos los damnificados, absorbiendo irremediablemente el aire saturado de gases tóxicos que podrÃan disminuir si se toma el ejemplo de ciudades en otros paÃses que han resuelto parte del problema con planes particulares de respeto al derecho peatonal, en espacios directamente reservados para el tránsito de personas y no de motorizados.
La tarea no es difÃcil, pero necesita autoridades que asuman responsabilidades con seriedad en defensa de la salud ciudadana, aplicando planes y normas que hagan posible convivir en sitios ambientalmente saludables, es cuestión de capacidad, voluntad y autoridad. Todos merecen aire menos contaminado.
Fuente: LA PATRIA
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