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Domingo 09 de octubre de 2016

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Cultural El Duende

Romain Rolland. El hombre y su obra

09 oct 2016

Stefan Zweig

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MIGUEL 脕NGEL

Beethoven constitu铆a para Rollad la figura m谩s pura del vencedor del dolor. Nacido para la plenitud, parec铆a llamado a anunciar la belleza de la vida, pero entonces el destino destruy贸 en su cuerpo el 贸rgano m谩s noble de la m煤sica y encerr贸 al comunicativo en la c谩rcel de la sordera. Pero el esp铆ritu invent贸 un lenguaje nuevo, desenterr贸 una luz de la oscuridad y compuso para otros el himno a la alegr铆a que su o铆do devastado ya no percib铆a. Mas su sufrimiento corporal no era sino uno de los muchos sufrimientos que venc铆a la voluntad heroica. El dolor es infinito y toma todas las formas. Ora es causado por el capricho ciego del destino: la desgracia, la enfermedad, la injusticia del sino, ora tiene su causa m谩s profunda en el propio ser. En este caso no es meno digno de l谩stima, no es menos fatal, pues no se elige su naturaleza, no se ha pretendido esa vida de exigido de ser lo que se ha llegado a ser.

Esta es la tragedia de Miguel 脕ngel que no fue v铆ctima de la desgracia en medio de la vida, sino que naci贸 con ella y que llevaba en su coraz贸n, desde la primera hora, la v铆bora del desaliento que creci贸 con 茅l en los ochenta a帽os de su vida hasta que ces贸 de latir su coraz贸n carcomido. La melancol铆a fue el tono sombr铆o de todos sus sentimientos: nunca sali贸 de su pecho limpiamente el llamado 谩ureo de la alegr铆a como tan a menudo suced铆a con Beethoven. Su grandeza consist铆a en que cargaba con ese dolor como con una cruz, como otro Cristo con el peso de su destino marchando al G贸lgota diario del trabajo, eternamente cansado de la vida, pero nunca cansado de su obra, un S铆sifo que empuja eternamente la piedra. Su grandeza consist铆a en haber convertido toda su ira y toda su amargura, por medio de la piedra paciente, en obra de arte. Rolland considera a Miguel 谩ngel como el genio de un mundo grande y desaparecido: como a un cristiano, un doliente triste, mientras que Beethoven es para 茅l un pagano, el gran Pan en la selva de la m煤sica. En su dolor hab铆a algo de culpa, en el sentido de la debilidad, algo de la culpa de aquellos condenados de Danta en el primer c铆rculo del Infierno, que se entregan a una tristeza obstinada. Era digno de l谩stima como hombre pero no como un melanc贸lico, porque personificaba la contradicci贸n de un genio heroico y de una voluntad que no era heroica. Beethoven fue h茅roe como artista y m谩s a煤n como hombre, mientras que Miguel 谩ngel s贸lo lo fue como artista. En su condici贸n de hombre fue un vencido y no era amado porque 茅l mismo no estaba abierto al amor, era un descontento porque no ansiaba la alegr铆a. Fue un hombre saturniano, nacido bajo el astro sombr铆o, pero que no luchaba contra su melancol铆a sino que la alimentaba con singular deleite. Jugaba con su aflicci贸n: La mia llegrezza e la malincon铆a, y confiesa que mil alegr铆as no valen una aflicci贸n. Fue como alguien que se abriese camino con un hacha de piedra en una galer铆a subterr谩nea desde una punta de su vida hasta la otra, andando por un camino infinito hacia la luz. Y este camino era su grandeza. Nos lleva a todos m谩s cerca de la eternidad.

Rolland mismo comprendi贸 que es vida de Miguel 脕ngel encerraba un gran hero铆smo, pero que no pod铆a ofrecer a los afligidos una consolaci贸n inmediata, porque en este caso un defecto no llegaba a vencer su destino sino que necesitaba un intermediario m谩s all谩 de la vida: Dios, la excusa eterna de aquellos que no logran vivir en nuestro mundo, una fe que no es sino una fe insuficiente en la vida en el futuro, en uno mismo, una falta de valor, una falta de alegr铆a. Sabemos sobre cu谩ntas ruinas est谩 erigida esta victoria dolorosa. Admiraba en este caso a una obra y una magn铆fica melancol铆a, pero con cierta compasi贸n y no con aquel entusiasmo ferviente que le inspiraba el triunfo de Beethoven. Como librepensador que a煤n en la religi贸n no ve铆a sino una forma de la ayuda al pr贸jimo y la elevaci贸n, daba la espalda a ese renunciamiento de la vida de mis谩ntropo que era propio del cristianismo del gran florentino. S贸lo consideraba a Miguel 谩nguel como ejemplo demostrativo de la suma de dolor que es capaz de sufrir un ser humano. Pero quedaba como peso en su alma el platillo oscuro de la balanza del destino, a la que faltaba el contrapeso del platillo claro: la alegr铆a, que es indispensable para hacer de la vida una unidad. Su ejemplo demuestra grandeza previsora. El que vence tal dolor con tal obra, si bien es victorioso, no es m谩s que vencedor a medias, pues no basta soportar la vida sino que es menester, y signo de sublime hero铆smo, "reconocerla y, sin embargo, amarla".

TOLSTOI

Las biograf铆as de Beethoven y Miguel 脕ngel hab铆an nacido en una superabundancia de vida, eran llamados al hero铆smo, himnos a la fuerza. La biograf铆a de Tolstoi, escrita a帽os despu茅s, presenta tonos m谩s oscuros y es un r茅quiem, un canto f煤nebre. Rolland mismo ya hab铆a estado cerca del destino, cuando lo arroll贸 el autom贸vil, y en su convalecencia recibi贸 el mensaje de la muerte del amado maestro como un aviso superior. Describe a Tolstoi en su libro como una tercera forma del sufrimiento heroico. El destino atac贸 a Beethoven en medio de la vida con un defecto; Miguel 谩ngel naci贸 con su sino, mientras que Tolstoi se lo cre贸 por su propia y consciente voluntad. Todo lo exterior de la fortuna le aseguraba el goce. Era sano, rico, independiente, famoso, ten铆a casa y propiedad, mujer e hijos. Pero el hero铆smo del despreocupado consiste en que 茅l mismo se crea la preocupaci贸n la duda acerca de la vida justa. El verdugo de Tolstoi es la conciencia, su daimon la voluntad terriblemente inquebrantable de descubrir la verdad. La incuria, el prop贸sito bajo, la m铆sera suerte de los hombres poco sinceros, le repugna, y se clava, como un faquir, las espinas de la duda en el pecho, y en medio de los sufrimientos bendice la incertidumbre: Hay que darle gracias a Dios porque nos deja estar insatisfechos de nosotros mismos. La discrepancia entre la vida y la forma que deber铆a alcanzar, es la se帽al ver铆dica, la verdadera vida y la condici贸n previa de todo el bien. S贸lo es mala la conformidad consigo mismo.

Esa disensi贸n aparente era, a juicio de Rolland, caracter铆stica para Tolstoi. Mientras que Miguel 脕ngel quer铆a advertir una vida divina sobre la terrestre, ve铆a Tolstoi una vida verdadera detr谩s de la ocasional, y para alcanzarla, destrozaba su paz. El artista m谩s famoso de Europa arrojaba su arte como un caballero su espada, para recorrer descubierto la senda del penitente; romp铆a los lazos de familia y socavaba tambi茅n sus d铆as y noches con interrogaciones fan谩ticas. Se procuraba discordias hasta en la 煤ltima hora, para vivir en paz con su conciencia, y luchaba por lo invisible que significa m谩s de lo que se consigue expresar con las palabras dicha, alegr铆a y Dios; luchaba por aquella suprema verdad que no pod铆a compartir con nadie sino consigo mismo.

Esta lucha heroica se desarrollaba, como aquella de Beethoven y Miguel 谩ngel, en espantosa soledad, como quien dice, en un espacio vac铆o de aire. Su esposa, sus hijos, sus amigos, sus enemigos?, nadie lo comprend铆a, y todos lo consideraban un Quijote, porque no ve铆an el adversario contra quien luchaba, y que era 茅l mismo. Nadie pod铆a consolarlo ni ayudarle, y para poder morir consigo mismo, tiene que huir en una noche helada de invierno de su casa rica y fallecer como un mendigo en la carretera. En esta esfera sublime, hacia la que la humanidad levanta su mirada, siempre sopla el viento helado de la soledad m谩s amarga, pues justamente aquellos que obran para todos, est谩n solos, cada cual como un Cristo en la cruz, cada cual sufriendo por distinta fe y, sin embargo, por la humanidad entera.

Stefan Zweig. Viena, Austria,

1881 - Petr贸polis, Brasil, 1942. Escritor y poeta.

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