Viernes 07 de mayo de 2010
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Editorial y opiniones
Algo más que palabras
Lecciones para vivir compartiendo
07 may 2010
Por: Víctor Corcoba Herreron
Este año celebramos el sexagésimo quinto aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, conflicto que sembró sobre la tierra riadas de desolación, mares de congojas, océanos de amarguras, inmensidades de dolor inolvidables que deshonran a la especie humana. Aunque cualquier momento es saludable para reflexionar sobre lo que nos destruye como personas, no en vano cada contienda es una destrucción del alma humana, la Asamblea General de la ONU declaró que los días 8 y 9 de mayo son una ocasión propicia para el recuerdo y la reconciliación.
Recordar el pasado para no caer en los mismos errores es un acto de valor humano, tan preciso como necesario. De igual modo, la reconciliación es la gran victoria que nos lleva a la concordia. Con reprimir las guerras e imponer la paz, no es suficiente, hay que calmar los ánimos y colmarlos de mediación comprensiva. Lo que cuenta es interceder, armonizar, restablecer, unir, dejarse reconciliar de persona a persona; porque al igual que el orador y político romano Marco Tulio Cicerón, prefiero la paz más injusta a la más justa de las guerras.